COMENTARIO A PARÁGRAFO 1 (quinta parte)

 
Aspectos centrales de los cuatro comentarios anteriores
 
Verónica Arís
 
Del primer comentario
 
i)                    La fenomenología no tiene nada que ver con la posición metafísica
 
Como podemos ver en el parágrafo 1, los estudios sobre la conciencia del tiempo inmanente de Husserl no conciernen al tiempo objetivo entendido tradicionalmente, ni concierne a ningún tipo de acercamiento empírico sobre el tiempo, sea “el tiempo de los objetos” sea “el tiempo del sujeto”. Y se puede decir que la fenomenología no tiene nada que hacer con ellos debido a la radical independencia con que asume su “posición” epistemológica en contraste con cualquier posición metafísica. Como repaso podemos decir que la posición metafísica, tal como la entiende Husserl, es aquella mediante la cual el investigador afirma la existencia o no existencia de algo con su correspondiente tesis de certeza.
 
La fenomenología se encuentra radicalmente desinteresada de cualquier consideración metafísica. La posición fenomenológica no está ni en contra ni a favor de ella. No se posiciona ni antes ni después de ella. En fenomenología hay una práctica rigurosa de dejar fuera de juego ese interés metafísico.
 
 
ii)                  Suspensión de todo interés metafísico
 
Para ser más precisos con esta suspensión, vamos a hacer la distinción del dato metafísico y el dato fenomenológico.
 
            El dato metafísico es el dato cuyo interés es afirmar la existencia de cada objeto, incluyendo el tiempo objetivo. Todo objeto posible está incluido ahí, incluso el sujeto como objeto.
 
En cambio, la posición crítica de la fenomenología tiene en vistas la correlación entre lo que es dado en la vivencia como sensación primaria y el cómo la vivencia, en tanto constituida como conciencia-de, es.
 
Sensación primaria: ¿Es metafísica o fenomenológica? ¿En qué sentido puede ser fenomenológica? Para la fenomenología, la sensación primaria son los más simples momentos funcionales que aparecen aperceptivamente, los cuales están en juego en la constitución de la vivencia.
 
Trascendencias: la cuestión en fenomenología no es trabajar directamente “con” las trascendencias, sino indagar cómo cualquier trascendencia posible ha llegado a ser.
 
            Así, la fenomenología deja fuera de su marco de interés asuntos como los siguientes:
 
“(…) how the time that is posited as objective in an episode of time-consciousness is related to actual objective time, whether the estimations of temporal intervals correspond to the objectively real temporal intervals or how they deviate from them.”[1]
 
Y deja fuera de juego además preguntas acerca de:
 
“(…) the ordering of a perceptual act in relation to the content and object in perception, the ordering of the memorial experience and what is remembered, and so on.”[2]
 
Husserl es enfático:
 
            “(…) these are not tasks for phenomenology.”[3]
 
 
iii)                Los límites del análisis fenomenológico
 
El suelo de este radical desinterés en cualquier acercamiento metafísico, sea trascendente o inmanente, refiere en último término a la irreductibilidad de la objetividad. ¿Qué significa irreductibilidad de la objetividad? Significa que queremos indagar cómo la objetividad es constituida, sin pasar por alto la multiplicidad con la que es vivida en cada uno de sus niveles. La constitución de la objetividad no es, para la fenomenología una suma de contenidos.[4] Por el contrario, para la fenomenología el objeto es más que un contenido y en cierto sentido otra cosa que contenido.[5]
 
 
Del segundo comentario: De lo que se ocupa la Fenomenología
 
Entonces, ¿cuál sería el interés fenomenológico? El interés de la fenomenología se encuentra orientado a describir el tiempo que aparece, la duración que aparece, en tanto aparecer[6] para la conciencia. Este aparecer –y no un dato sensorial considerado como dato real y existente- es el dato absoluto del cual sería absurdo dudar.[7] De manera que, en fenomenología se asume la existencia del tiempo, pero esta existencia del tiempo que es asumida es tan solo este tiempo que aparece, y que es llamado sólo en este sentido como tiempo inmanente del flujo de la conciencia.[8] Siguiendo el ejemplo de la escucha de una melodía, Husserl explica que la conciencia de un tono exhibe una sucesión, y que de esto nosotros tenemos tal evidencia que es un sinsentido dudar de ello.[9]
 
 
i)                    Dato fenomenológico
 
¿Qué tipo de dato es entonces el dato fenomenológico? Observemos cómo es que podemos esclarecer esta respuesta. Si nosotros debemos considerar el aparecer como dato absoluto del cual dudar es un sinsentido, el dato fenomenológico será la experiencia en la cual lo temporal aparece en sentido objetivo[10], lo que equivale a decir, la experiencia en la cual aparecen las aprehensiones temporales.[11]
 
La vivencia es constituida mediante múltiples aprehensiones temporales. Estas aprehensiones temporales pueden ser dadas fenomenológicamente.[12] Captarlas de esta manera no significa que ellos nos sean dados para su captación en sentido empírico, que nos remontaría otra vez al asunto del acercamiento de interés metafísico. Husserl dice explícitamente que la genuina inmanencia que ha de ser captada no puede serlo en el orden de lo empírico.[13] Hemos de recordar que desde el comienzo de las Lecciones de 1905 Husserl subraya que el dato temporal no es él mismo temporal, lo cual significa que estos datos temporales que deben ser captados por la fenomenología no pueden tener ninguna cualidad correspondiente a las objetividades empíricas.[14]
 
Sin embargo, en virtud de que sean captados, el dato fenomenológico necesita ser “sentido” o “intuido” de alguna manera. ¿Cómo? Aperceptivamente. Nosotros tenemos que apercibir la apprehension temporal que hace posible que nosotros seamos conscientes de algo objetivo como dado en persona.[15]
 
 
ii)                  La tarea de la fenomenología
 
En el Texto Suplementario número 19, el cual fue escrito en 1904, Husserl indica tres principales asuntos para la fenomenología.
 
El primer asunto se centra en describir el sentido con que la conciencia del tiempo es dada de manera ingenua y científica.[16] Esto significa cómo llega a ser la unidad objetiva que mentamos como unidad específica.
 
El segundo asunto se centra en describir el contenido real dado, mediante el cual se pueden establecer las distinciones entre contenido sentido y contenido-aprehensión.[17]
 
Y finalmente, el tercer asunto se centra en exhibir los casos particulares en los cuales la intuición adecuada del tiempo es dada. Este campo absoluto de donación refiere a una quasi-temporalidad.
 
 
 
Del tercer comentario: Del paralelismo entre el espacio y el tiempo
 
PARTE A: SOBRE EL ESPACIO
 
i)                    El dato fenomenológico del análisis constitutivo del espacio
  
 Antes de comenzar con cualquier tipo de interpretación teorética respecto de las condiciones de posibilidad del espacio en general y con ello de la experiencia del espacio, Husserl remarca el factum desde el cual la fenomenología va a hacer su análisis: “abrimos los ojos y nuestra mirada penetra en el espacio objetivo”.
 
           ¿Cómo distinguir el dato absoluto de la constitución de la vivencia del espacio considerado visualmente de un solo golpe de vista?
 
            Entonces tenemos como primer asunto para la fenomenología el factum de ‘ya estar en el espacio objetivo apenas abrimos los ojos.’ Con “abrimos los ojos y nuestra mirada penetra en el espacio objetivo” se señala que antes de que reparemos en el hecho de que estamos viviendo el espacio ya estamos en la vivencia del espacio. Pero ¿qué significa este 'ya estar en el espacio'? ¿Qué tipo de interés es ese quasi-interés de la fenomenología que va a abrirse camino de análisis intencional desde este 'ya estar en'?
 
Ya estamos en el espacio cuando apenas abrimos los ojos. Este estar-en implica un sin número de síntesis que permiten la constitución de dicho modo de conciencia. Pero estas síntesis no han de verse como meros eslabones o partes de una especie de “máquina conciencia” que “produce” la experiencia.          
 
Distinción de campos. En el campo de la fenomenología hay dos aspectos a considerar: primero, lo que a la fenomenología le interesa epistemológicamente, y esto es: cómo la vida consciente constituye la forma de lo que llamamos espacio, y, segundo, lo que a la fenomenología le interesa filosóficamente, a saber: de qué va nuestra vida como ser conciencia. En pocas palabras: soy conciencia. Pero sepamos que la posición filosófica también requiere como primer paso la depuración de la posición epistemológica.
  
Epistemológicamente la fenomenología va a tomar como dado la vivencia natural. Abro los ojos y veo una habitación. Cierro los ojos y dejo de verla. Puedo inferir que el abrir los ojos permite una receptividad visual necesaria para ver la habitación. Sin embargo, ¿qué es eso que vivo como espacio y particularmente como habitación? La fenomenología se dirige entonces al modo con el cual el espacio de esta habitación me es dado de manera que pueda yo vivirlo tal y como lo vivo. 
      
Si me pregunto ‘cómo la espacialidad llega a ser tal y como es con tan sólo abrir los ojos’ habré de buscar el modo mediante el cual las leyes formales de la vida de conciencia puedan esclarecerse o mejor dicho: revelarse. Y si lo que busco es atenerme a lo estrictamente dado, debo además considerar que semejantes leyes me deben ser dadas de manera inmediata. Es decir, no me basta con inferir de modo mediado lo que probablemente puede estar sucediendo “en-mi-conciencia” (como si fuera un lugar ("en") y finalmente una cosa ("la conciencia") cuando yo percibo el espacio. Por el contrario, lo que debo hacer es afinar mi análisis de manera que pueda mostrárseme en sí mismas las leyes necesarias para tal constitución de la vivencia que se encuentra actuante.
      
De allí que Husserl luego señale:
 
 “Si abstraemos de toda interpretación trascendente y reducimos el fenómeno perceptivo a los contenidos primarios dados, resulta el continuo del campo visual, que es un continuo quasi-espacial sin ser, empero, espacio o una superficie en el espacio; se trata, digo toscamente, de una multiplicidad bidimensional continua” (Trad., p. 27).
             
Y aquí tenemos dos niveles: es decir, por un lado obtenemos el fenómeno de la espacialidad sin prejuicios, pero por otro, podemos ir un poco más allá y llegar a captar la multiplicidad que se encuentra en juego para la constitución de la espacialidad.
    
Pero, ¿qué tipo de multiplicidad aparece aquí? Veamos:
 
“En ella encontramos relaciones de vecindad, de superposición, de inclusión, líneas cerradas que delimitan por entero un fragmento del campo, etc.” (Trad., p. 27).
             
 
 
ii)                  Datos fenomenológicos posibles para una fenomenología del espacio
 
Pero podemos ir más allá. Así como en lo que refiere a los datos de localización objetiva lo que interesa es el aparecer de la localización objetiva, así también en lo que refiere a los datos de cualidad lo que interesa es el aparecer de la cualidad objetiva.
     
          Datos fenomenológicos en este contexto son todas las relaciones que se encuentran en juego en la constitución de nuestra experiencia del espacio. Entre estas relaciones tenemos las relaciones de localización, así como también las relaciones que podemos establecer como de cualidad. Y aquí entran innumerables categorías materiales que determinan el modo con el cual la vida perceptiva es ella misma una comprensibilidad interpretante. Pero, todo dato de localización depende de la representación del espacio y no al revés. Por tanto, si la pregunta es: cómo llega a ser la representación del espacio en general (y desde la cual el reconocimiento de localización es posible), habremos de atender las aprehensiones que la hacen posible como constitución de la vivencia en general.
      
           
 
Del cuarto comentario: Continuación del paralelismo entre el espacio y el tiempo
 
 
PARTE B: SOBRE EL TIEMPO
 
i)                    El dato fenomenológico del análisis constitutivo del tiempo
 
Entonces, si a la luz del espacio observamos cuál sería el dato fenomenológico para el análisis de la constitución del tiempo inmanente, luego tenemos que preguntarnos: ¿de qué modo podemos entender eso que Husserl llama dato absoluto del tiempo?
 
            Sabemos a través del texto de Husserl que el análisis fenomenológico del tiempo inmanente debe atender a las aprehensiones de tiempo. Husserl dice:
 
“Datos fenomenológicos son las aprehensiones de tiempo, las vivencias en que lo temporal en sentido objetivo aparece.”
 
Desde la perspectiva del aquí y ahora, tal parece que toda vivencia posible se constituye como teniendo su posición en el tiempo objetivo. El evento sucede ahora, y ese ahora se va ocultando hacia el trasfondo, y va modificándose en un cada vez más pasado, más distante a nuestro punto fuente de ahora, estante y presente que se renueva una y otra vez.
 
Ahora bien, si tal afirmación es correcta habría que pensar fenomenológicamente de qué modo ese tiempo objetivo, que se ancla en el ahora y luego se va ocultando en el horizonte de pasado, y que es transversal a toda vivencia posible, llega a establecerse constitutivamente. En otras palabras la cuestión que debe plantearse el fenomenólogo es ¿en qué me tengo que fijar para abrirme paso fenomenológicamente para ver cómo se constituye ese tiempo objetivo? Husserl responde poniendo atención en las aprehensiones de tiempo. ¿Qué significa eso de aprehensiones? Aprehensiones son los actos de orden superior, actos muy complejos, plenos de niveles, actos y proto-actos, que finalmente constituyen una objetividad que es mentada.
 
Si miramos con detenimiento lo que dice Husserl nos damos cuenta que no es algo sorpresivo: las objetividades son constituidas por actos de aprehensión, de manera que observando las vivencias en las que la temporalidad es constituida objetivamente debo atender a los modos con los cuales aprehendo tal temporalidad objetiva.
 
            Entonces ¿a qué debemos atender para seguir el camino de Husserl? En primer lugar a la vivencia. Y a la vivencia tal y como se muestra. ¿Cómo se muestra? Se muestra con un orden con el que se me dona, a saber, mediante las conexiones de orden de la vivencia, las cuales no se fundan en el orden empírico, sino que son correlativas a él.
 
 
ii)                  Datos fenomenológicos posibles para una fenomenología del tiempo
 
Husserl señala en su paralelo entre la constitución del espacio y el tiempo:
 
“Si llamamos dato sentido, dato sensación, al dato fenomenológico que por medio de la aprehensión hace consciente como dado en persona un objeto o rasgo objetivo, el cual se dice de la misma forma entre un tiempo “sentido” y un tiempo percibido.”
 
En nuestro análisis de texto hemos señalado 4 aspectos a considerar a partir de esta cita:
 
1° aspecto a considerar: el dato “sentido” como dato fenomenológico, en contraste con el dato percibido que ya es una objetividad constituida.
 
2° aspecto a considerar: los actos de aprehensión hacen conscientes como dado en persona un objeto o rasgo objetivo.
 
3° aspecto a considerar: de manera que el dato sentido del tiempo es el sustrato fundante de la aprehensión objetiva del tiempo.
 
4° aspecto a considerar: Y la aprehensión objetiva del tiempo es finalmente lo que denominamos tiempo percibido.
 
 
            Luego Husserl señala en relación al tiempo percibido:
 
 “Este último alude al tiempo objetivo. El primero [el tiempo sentido], en cambio, no es en sí mismo tiempo objetivo –o lugar en el tiempo objetivo-, sino el dato fenomenológico por cuya apercepción empírica se constituye la referencia al tiempo objetivo.”
 
            Husserl define cualitativamente el dato fenomenológico del tiempo:
 
“Los datos temporales, o si se prefiere, los signos temporales, no son tempora ellos mismos.”
 
            Pero ¿cómo la apercepción empírica nos va a dar el dato fenomenológico del tiempo? Husserl especifica la definición cualitativa dada anteriormente:
 
“Los datos temporales “sentidos” no son meramente sentidos; están también <grabados> con caracteres de aprehensión.”
 
            Luego Husserl agrega en el parágrafo 1 la siguiente afirmación:
“La objetividad se constituye no justamente en los contenidos “primarios” sino en los caracteres de aprehensión y en las legalidades pertenecientes a la esencia de tales caracteres.”
 
            Y finalmente termina el parágrafo aseverando:
 “En esclarecer por completo esta constitución y en alcanzar clara comprensión de ella consiste la fenomenología del conocimiento.”
 
¡Hasta la próxima!
 
Con cariño,
 
Verónica Arís



[1] §1, English translation p. 4; Hua X, p. 4.
[2] N°19, English translation p. 193; Hua X, p. 187.
[3]  §1, English translation p. 4; Hua X, p. 4.
[4] Loc. cit.
[5] Loc. cit.
[6] Loc. cit.
[7] Loc. cit.
[8] Loc. cit.
[9] Loc. cit.
[10]  §1. English translation, p. 6; Hua X, p. 6.
[11]  Loc. cit.
[12]  Loc. cit.
[13]  Loc. cit.
[14] §1. English translation, p. 7; Hua X, p. 7.
[15] Loc. cit.
[16] N°19. English translation p. 194; Hua X, p. 188
[17] Loc. cit.


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