CLASE 16

 
Estructura metafísica del Psicoanálisis de Sigmund Freud
 
Parte 2
 
 
La fundación a fortiori del psicoanálisis en “hechos fisiológicos”
 
*Aspectos pendientes 05
(Psicología empírica en Brentano)
 
M. Verónica Arís Zlatar
 
Estimados alumnos,
 
Teniendo en cuenta entonces el contexto general demarcado por la clase anterior, y con la mirada de reojo del texto La idea de la fenomenología que les recomendé podemos comenzar señalando lo que sigue:
 
Por un lado, la constatación noemática integral, y por otro lado, la subsecuente metodología que busca habilitarse para reconocer en esta constatación noemática qué momentos son funciones o leyes generales y qué momentos se subordinan a las primeras, y por tanto de qué modo podemos observar la causalidad lógica y afectiva de nuestra vivencia, no es por cierto el escenario de Brentano sino de Husserl.
 
Hemos visto cuan inmensa y compleja es la urdimbre de consideraciones fenomenológicas, y como cada hebra abre preguntas y horizontes fenomenológicos de indagación, los cuales a su vez obligan a un perfeccionamiento de la totalidad de la fenomenología en general. En este sentido, no sólo la fenomenología debe ser considerada como un gran método de posicionamiento para el acceso auténtico a innumerables cuestiones filosóficas y psicológicas, en una especie de renacimiento prolífico de acuerdo a lo que se considera el originario comienzo fenomenológico mismo (y así vemos la fenomenología de Heidegger, de Merleau Ponty, de Michel Henry, etc…), sino que la labor husserliana misma es ella un gesto de renovación constante y una tarea creciente y abierta para la comunidad científica.
 
Ahora bien, luego de esta constatación en las clases anteriores, la pregunta que nos proveerá las herramientas para que nosotros podamos abrirnos a tal inmensidad y complejidad integral habrá de ser:
(i)                ¿Cómo se llega a constatar este sitio epistemológico de la fenomenología, si consideramos que nuestras reglas de juego argumentativas han seguido los caminos de Descartes, Hume y Kant?
 
(ii)             ¿Cómo surge históricamente algo así como la reflexión fenomenológica y la aspiración a una filosofía primera en tanto ciencia rigurosa, en medio de todo el psicologismo, subjetivismo e historicismo?
 
(iii)           ¿Cómo puede llegar a ser posible tal integración en medio de lo que se vive como ser conciencia, sobre todo si constatamos que el psicoanálisis del siglo XX todavía realiza saltos epistemológicos hacia la oscuridad del inconsciente y en directa dependencia con la fisiología?
 
Y finalmente,
 
(iv)            ¿Cómo se desarma el nudo aporético de la filosofía moderna?  
 
 
Sobre Natorp:
 
Por un lado, hemos conversado ya más de alguna vez que son muchos los grandes pensadores de finales del siglo XIX que influyeron en Husserl. Por ejemplo, hemos hablado (porque no lo escribí) de los tres niveles de debate con los que Husserl considera a Paul Natorp. ¿Se acuerdan? Les repaso. En los Prolegómenos a la lógica pura (1901) habla de la inestabilidad del kantismo, y en la quinta investigación lógica señala dos asuntos importantísimos: el ego trascendental que para 1901  al modo de los neokantianos era un asunto ciego para Husserl, y (y aquí viene la influencia positiva) el concepto de teoría que pueda efectivamente dar cuenta de la subjetividad en tanto subjetividad. Es decir, la constatación de Natorp versa respecto de la aporía misma de toda teoría, a saber, que cuando el investigador crítico trascendental desconstruye la vida psíquica para estudiar sus partes en una analítica trascendental termina por cosificar la subjetividad, lo que trae consigo el problema de la pérdida de un aspecto fundamental de la subjetividad: la vitalidad subjetiva misma. En otras palabras, la teoría fosiliza lo que ha de ser fluente, plástico, flexible, ágil, vital.  Por tanto, la pregunta que toma Husserl como desafío filosófico es:
 
¿De qué modo una teoría sobre la subjetividad puede reconstruir a partir de los elementos analizados la vida misma de la psique?
 
 
Sobre Dilthey:
 
Asimismo, Wilhelm Dilthey fue un filósofo de gran influencia para Husserl. La valoración eidética de la vida psíquica y su despliegue histórico y cultural, son medulares en Dilthey y permiten a Husserl no perder el rumbo de lo eminentemente filosófico.
Es cierto que por los años 1911 Husserl y Dilthey sostuvieron una polémica respecto del historicismo, el cual se deja ver en el énfasis de la obra Filosofía como ciencia rigurosa del fenomenólogo. Sin embargo, si uno sigue la correspondencia que ellos sostuvieron se aclara bastante el malentendido.
 
Les transcribo a continuación la traducción inglesa de uno de los primeros pasajes con los que Husserl inicia el semestre de verano de 1925 donde aclara explícitamente su estrecha concordancia con Dilthey. En este momento no tengo acceso a la versión en alemán para intentar corroborar los sentidos específicos de la traducción al inglés. Se los debo. La versión en inglés es ésta:
 
Entonces, veamos el texto principalmente e n lo que propone en los párrafos 5, 6, 8, 9, y 13:
 
1.      The development of modern psychology, Dilthey´s decisive critique and his proposals for a reform (Explanatory and descriptive psychology)
 
[…]
 
[5] In the nineteenth century, psychology received a new, great, even splendid, impetus. The impulse came from leading German physiologists and physicist, such as J. v. Müller, E.H. Weber, Volkmann, Helmoltz, Hering, G. T. Fechner, and was especially expedited by the organizing power of Wundt. There sprang up a psychology intimately connected with natural science and especially with physiology, to which it was faithfully adapted as to the nature of its method. The naturalistic psychology already intended in the times of Descartes and Hobbes was actualized in an essentially new shape by first approaching psychophysical problems of the psychology of the senses, or rather the psychophysics of the senses, with the highly developed experimental skill of physiology. As a matter of fact, this psychophysical, physiological, experimental psychology did achieve international recognition, internationally homogeneous institutes and methods of work, and an accord of convictions which for a time seemed hardly inferior to that of the less exact biological disciplines of natural science. This psychology undoubtedly brought to light a profusion of very noteworthy facts which had previously been hidden. And they were really psychological facts, even though physiologists include many large groups of them in their own science. Although unanimity in the theoretical interpretation of these facts is far inferior to that of the exact natural-scientific disciplines, still it is complete in a certain respect, namely with regard to the methodic style of the theories sought. In any case, in the international scientific circles of the new psychology, one is on the firm conviction –a conviction unbroken until recently- that finally the only true and genuine psychology has been set in motion, as a rigorous science upon whose paths the totality of all psychological problems, all those pertaining to individual and cultural mentality, must lie. As in every experiential science which is directed toward explanation on the basis of elementary laws, there would be need only of patient restraint and a quite cautious advance; one ought not too hastily grasp at problems which were not yet ripe for scientific treatment, for which the substratum of facts was not yet prepared nor the necessary experiential concepts created. The new psychology acquired no slight increase in its inner certainty through the successful creation of an industrial psychology. Indeed, psychology seemed actually to be on a par with exact physics. It had even advanced so far as to make its psychological knowledge practically useful, just like physical and chemical knowledge.
 
[6] And yet it could come to pass that a very radical skepticism could be directed against this psychology –surely successful in a certain manner- such as could never be directed against the exact science of nature. This skepticism has gained ground from year to year and has taken on various forms. The most radical skeptical reaction which originates with Dilthey and on the other hand with the new phenomenology, shall interest us here. This skeptical critique turns toward nothing less than the entire methodology of this psychology insofar as it never raised the claim actually to explain the facts of the life of mind mentally and that is, psychologically. Indeed, this skepticism, in its later, matured form, even turns toward the nature of the method of establishing psychic facts as psychological, which means: not simply making experimental facts apparent as facts, but analyzing them in the explicit internal experience, further subsuming them under concepts which express the structural essential species of these facts as psychic. Here also the most radical rebuke springs up. The new psychology was reproached for being actually blind to the unique essential species of psychic life, blind to all essential forms specific to mentality as an intentionally active subjectivity. Therefore it was said to be quite incapable of accomplishing what so-called exact and explanatory science had to do everywhere; for, all explanation is knowledge derived from essential concepts and guided by essential necessities based on them.[1]
 
 
[…]
 
[8] He was the first to sense how little modern philosophy satisfied the sociocultural sciences and that all reform movements of modern logic and critique of reason, whether they reached back to Kant or to British empiricism, were all too one-sidedly determined by natural science. He began early to be concerned about a “critique” of that reason which operates in the socialcultural sciences, about an epistemological clarification of the essence and the possibility of those imposing performances which were there as the new social-cultural sciences. And here he immediately confronted the question, to what extent the new physiological and experimental psychology could ever satisfy these science of the mind, to what extent its pretention to be the theoretical foundation-science for the explanation of concrete mentality was justified. The result at which he arrives is one of decisive rejection. 
 
[9] He seeks to show in comprehensive presentations that over against this “explanatory” or “constructive” psychology, as he expresses himself, there is need of a “descriptive and analytic” psychology, the idea of which he attempts to sketch extensively in a continuing critique of experimental psychology, which has become dominant. The experimental psychology follows, he states, the ideal of the exact science of nature, especially that of modern atomistic physics. As the latter does with physical appearances, so it wants to subordinate the appearances of psychic life to a causal nexus by means of a limited number of univocally determined elements. In doing so, it proceeds, like physics, hypothetically and constructively by means of inferences which transcend experiencing intuition. Therefore, on the basis of experience it projects hypothetical substructions of causal nexus which are not experienced and of hypothetical laws referring to them. But this entire procedure is completely inappropriate to the essence of the psychic. It has arisen from an unjustified extension of natural-scientific concepts to the region of psychic life and of history (Cf. Dilthey, Werke. V, 195). This procedure has a sense and a necessity in natural science; for it rests upon external experience which gives us nature as merely spatial mutual externality, while the objective nexus of universal causality which provide regulative unity for this mere mutual externality are not also given in immediately intuitiveness. But psychology and consequently all socio-cultural sciences refer to the one mental nexus universally given by internal experience [innere Erfahrung]. Internal experience gives no mere mutual externality; it knows no separation of parts consisting of self-sufficient elements. It knows only internally interwoven states, interwoven in the unity of one all-inclusive nexus, which is itself necessarily given along with them as nexus in internal intuition. Whether or not we look at it and its moments becoming singly prominent –the single perception, recollections, feelings, willings- whether or not we direct our special noticing regard toward their intertwinings, their passing over into one another and proceeding forth from one another; all that and as one nexus, is lived experience [Erlebnis]. The living life streams on continually and it not only is, it is lived [erlebt] and at every time a notice, a pondering, a valuing, etc., can be directed toward it. But they themselves are merely new pulses of this life, not external to it, but taking place in it as moments, as lived experience making its appearance in life and directed toward life becoming singly prominent in the unbroken unity of one life and lived experience.
 
[…]
 
[13] Dilthey had penetrated to the recognition that scientific description on the basis of external experience designates a performance which differs essentially and fundamentally from scientific description on the basis of internal experience, the experience of the purely mental. He saw that the scientific description in the region of mentality already includes as its result a complete clarification, precisely because of the capacity of all mental interwinings to be relived, including the interwining of motivation. Pure analysis and description pursued far enough explains and even explains with full satisfaction what concrete, historical socio-cultural science inquires about, because here explaining can have no other sense than that of making apparent on mental grounds the internal necessities of mental genesis, of mental origination. Mentality includes, purely in itself, a species of causality, the causality of motivation. And it itself belongs to the content of lived experience, and is therefore directly accessible to simple intuition and description. To understand the origin of a work of art in the way of socio-cultural sciences is not to do psychophysics; it does not mean inquiring into the psychophysical causalities which occur between the psychic life of the artist and physical nature. It means, rather, to project oneself into the living intuition and to make intelligible on the basis of his motives the system of goal-positing and realizing activities. If that is done completely, then no meaningful question is left for history of art.
 
 
Carl Stumpf:
 
Desde la consideración de los modos de relación de los contenidos de conciencia, como autónomos y no autónomos (independientes y no-independientes), Carl Stumpf es una gran influencia para Husserl, sobre todo a partir del año 1894 en lo que refiere al estudio de contenidos concretos, abstractos, autónomos y no-autónomos, los cuales se ven reflejados ya de un modo más maduro en la tercera investigación lógica de 1901.
Los pongo un poquito más en contexto. En el artículo: Estudios Psicológicos para la Lógica Elemental (1894) –previo a su descubrimiento de la fenomenología y de la fenomenología trascendental- Husserl sigue buscando los fundamentos psicológicos de la lógica y de las matemáticas, en una instanciación empírica de la verdad objetiva en la subjetiva, esto es, en una psicología genética.
 
Para esto Husserl hace dos distinciones cruciales en este artículo. La primera en relación a los actos, y la segunda en relación a sus contenidos.
 
Respecto de los actos: Husserl va a hacer algunos progresos en torno a su distinción entre representaciones auténticas e inauténticas. En 1894 Husserl propone 2 tipos de representaciones [Vorstellungen]: Intuiciones [Anschaungen] y representaciones funcionales [Representätionen]. Mientras que con las intuiciones se da la cosa misma, las representaciones funcionales [Representätionen] son definidas como los actos psíquicos que meramente mientan un objeto ausente a través de su contenido inmanente, el que funciona como signo, pero que no es ni percibido en sí mismo ni es su propio objeto intencional. Este concepto de representaciones funcionales es, en este momento para Husserl, el portador de la función intencional.
 
En este sentido las representaciones en general [Vorstellung] pueden dirigirse tanto a objetos no dados como dados, y pueden alternarse en vista a esta donación. Para este asunto es que Husserl en Investigaciones Lógicas de 1901 va buscando desarrollar cómo se establece la correlación entre un sentido mentado y un sentido que mentado puede ser corroborado, en lo que comenzaría a formularse como el sistema semántico de la significación del juicio y el modo con el cual el objeto intencionado a través del juicio es mostrado y verificado en – y esto es lo crucial- el sistema de la vivencia intencional. Aquí, en la quinta investigación lógica, es donde la tematización de la vivencia intencional como el suelo posible para una indagación sobre la vivencia intencional como sistema, y que luego es complejizado en la sexta investigación, abre el camino hacia la fenomenología futura.
 
Ahora, tanto en el contexto de 1894, como en el de 1901, Husserl toma las consideraciones de Stumpf respecto de los tipos de contenidos. Esta distinción en Stumpf toma el nombre del par de opuestos: contenidos autónomos y contenidos no autónomos, que en Husserl luego en Investigaciones Lógicas van a tomar los nombres de: contenidos independientes y no independientes. Hemos de saber que para Husserl esta clasificación va a ser crucial. Todo contenido guarda cierta relación con otro contenido. Pero, ¿qué tipo de relación? ¿Cómo se da esta relación? Las relaciones intencionales de contenidos tienen para Husserl la forma general de un-uno-en-otro [ineinander], o como también se le llama: entramado, o bien, encabalgamiento. Los conceptos reclaman de suyo una relación con otros conceptos. A veces esta relación es formal, a veces es material. Por ejemplo, el concepto de rojo es una especie del género color, pero el género color que no es especie del concepto de espacio guarda una relación dependiente con el espacio en vistas a su verificación óntica. Finalmente el progreso de esta problematización categorial formal y material lleva a Husserl a proponer para la vivencia intencional y la vivencia de la significación en específico lo que toma el nombre de constitución categorial, para la cual se requiere a sí mismo una fenomenológica intuición categorial en la sexta investigación lógica–asunto que fascinó al joven Heidegger.
 
 
Franz Brentano:
 
Pero sin duda, una de sus influencias más importantes para Husserl y la fenomenología es Franz Brentano, quien fue su maestro directo. En las clases que siguen vamos a trabajar algunos planteamientos fundamentales de Brentano que nos permitan observar hasta qué punto los problemas de la filosofía moderna pueden llegar a su máximo nivel de conflicto, pero, al mismo tiempo, encuentran destellos que permiten su superación, y para los cuales Husserl estuvo muy alerta.
 
Hasta aquí por hoy. Nos vemos la próxima clase. Recuerden repasar el capítulo primero del segundo libro de Psicología desde el punto de vista empírico de Franz Brentano.
 
Verónica Arís
 



[1] Husserl, Phenomenological Psychology. Lectures, Summer Semester, 1925. Translated by John Scanlon. Netherlands, The Hague: Martinus Nijhoff, 1977, pp. 2-3. Correlative to: Husserliana IX, pp. 4-5.


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