ANÁLISIS DE PARÁGRAFO 13, EDICIÓN B, CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA DE KANT
Crítica de la Razón Pura
KRITIK DER REINEN VERNUNFT (KrV)
(A: 1781, B: 1787)
Immanuel Kant
ANALÍTICA DE LOS CONCEPTOS
Die Analytik
der Begriffe
CAPÍTULO II
Zweites
Hauptstück.
DE LA DEDUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS PUROS DEL
ENTENDIMIENTO
Von der Deduction der reinen Verstandesbegriffe
§13 Principios de una deducción trascendental
en general[1]
§
13 Von den Principien einer
transscendentalen Deduction überhaupt
[Texto de la edición B (pp. B116- B124)]
§13 Principios de una deducción trascendental en
general
Párrafo [1]:
[1] Los
juristas, cuando hablan de derechos y de pretensiones, distinguen, en un
proceso jurídico, la cuestión acerca de lo que es de Derecho (quid juris)
de la [cuestión] que se refiere al hecho (quid facti); y exigiendo
prueba de ambas, llaman a la primera [prueba], que tiene que demostrar el
derecho o también la pretensión legítima, la deducción. Nos servimos de una
multitud de conceptos empíricos sin oposición de nadie, y nos consideramos
autorizados, aun sin deducción, a asignarles un sentido y una significación
imaginaria, porque siempre tenemos a mano la experiencia para demostrar la
realidad objetiva de ellos. Pero hay también conceptos usurpados, como los de suerte,
destino, que circulan con casi universal indulgencia, pero que a veces
son interpelados con la pregunta quid juris, y entonces cae uno en no
pequeña perplejidad con respecto a la deducción de ellos, al no poder aducir
ningún fundamento preciso, ni a partir de la experiencia, ni [a partir] de la
razón, que torne nítido el derecho al uso de ellos.
Analogía
kantiana de “la cuestión de hecho y la cuestión de derecho”: “Los
juristas, cuando hablan de derechos y de pretensiones, distinguen, en un
proceso jurídico, la cuestión acerca de lo que es de Derecho (quid juris)
de la [cuestión] que se refiere al hecho (quid facti); y exigiendo
prueba de ambas, llaman a la primera [prueba], que tiene que demostrar el
derecho o también la pretensión legítima, la deducción”.
(i)
Ojo con: que aquí ambas son cuestiones, mientras que en Hume unas era
relaciones y otras cuestiones.
Evaluación
crítica de los conceptos: “Nos servimos de una multitud de conceptos
empíricos sin oposición de nadie, y nos consideramos autorizados, aun sin
deducción, a asignarles un sentido y una significación imaginaria/valedera,
porque siempre tenemos a mano la experiencia para demostrar la realidad
objetiva de ellos”.
(i)
Ojo aquí con: “conceptos empíricos” [empirischer Begriffe], “autorizados”,
“deducción” [Deduction], “sentido” [Sinn], “significación imaginaria” [eingebildete Bedeutung], “significación
valedera” [eine giltige Bedeutung], “experiencia” [Erfahrung], “realidad objetiva” [objective Realität].
(ii)
Ojo también: lo aquí descrito da cuenta de una situación hermenéutica respecto del modo
con el cual los términos cobran sentido en un cierto campo de proveniencia, y a
su vez cobran validez según otro campo respectivo.
Limitaciones
que distingue la filosofía crítica: Pero hay también
conceptos usurpados, como los de suerte, destino, que circulan
con casi universal indulgencia, pero que a veces son interpelados con la
pregunta quid juris, y entonces cae uno en no pequeña perplejidad con
respecto a la deducción de ellos, al no poder aducir ningún fundamento preciso,
ni a partir de la experiencia, ni [a partir] de la razón, que torne nítido el
derecho al uso de ellos.
(i)
Ojo con: estas limitaciones son necesarias para distinguir campos de
acreditación para establecer juicios de conocimiento en sentido estricto.
(ii)
Ojo con: sin embargo, la clave está en ver cuál es el punto de toque desde el
cual la donación es asumida como factum legítimo. En este sentido, una
filosofía crítica podría edificarse desde un materialismo. Aquí quiero notar la
importancia del a priori de la correlación husserliano, y su factum
noemático, esto es desde la unidad de sentido constituida.
[1] Die
Rechtslehrer, wenn sie von Befugnissen und Anmaßungen reden, unterscheiden in
einem Rechtshandel die Frage über das, was Rechtens ist (quid iuris), von der, die die Thatsache angeht (quid facti), und
indem sie von beiden Beweis fordern, so nennen sie den erstern, der die
Befugniß oder auch den Rechtsanspruch darthun soll, die Deduction. Wir bedienen
uns einer Menge empirischer Begriffe ohne jemandes Widerrede und halten uns
auch ohne Deduction berechtigt, ihnen einen Sinn und eingebildete (eine giltige)
Bedeutung zuzueignen, weil wir jederzeit die Erfahrung bei der Hand haben, ihre
objective Realität zu beweisen. Es giebt indessen auch usurpirte Begriffe, wie
etwa Glück, Schicksal, die zwar mit fast allgemeiner Nachsicht herumlaufen,
aber doch bisweilen durch die Frage: quid
iuris, in Anspruch
genommen werden; da man alsdann wegen der Deduction derselben in nicht geringe
Verlegenheit geräth, indem man keinen deutlichen Rechtsgrund weder aus der
Erfahrung, noch der Vernunft anführen kann, dadurch die Befugniß ihres
Gebrauchs deutlich würde.
Párrafo [2]:
[2] Pero
entre los varios conceptos que forman el tejido muy entremezclado del
conocimiento humano hay algunos que están determinados también para el uso puro
a priori (enteramente independiente de toda experiencia), y esta
competencia de ellos requiere siempre una deducción; porque para [establecer]
la legitimidad de tal uso no son suficientes las pruebas [tomadas] de la
experiencia, pero sin embargo uno debe saber cómo es que esos conceptos pueden
referirse a objetos no tomados de experiencia alguna. Por eso, llamo a la explicación de la manera
como conceptos pueden referirse a priori a objetos, la deducción
trascendental de ellos, y la distingo de la deducción empírica, que
muestra la manera como un concepto ha sido adquirido por experiencia y por
reflexión sobre ésta, y que por tanto no concierne a la legitimidad, sino al
hecho por el cual se ha originado la posesión.
Descripción
noemática: “Pero entre los varios conceptos que forman el tejido muy entremezclado
del conocimiento humano hay algunos que están determinados también para el uso
puro a priori (enteramente independiente de toda experiencia), y esta
competencia de ellos requiere siempre una deducción”.
(i)
Ojo con: Es claro que nosotros estamos buscando las raíces del planteamiento
fenomenológico. Por lo mismo es importante subrayar el concepto de tejido [Gewebe] que
será fundamental para el análisis categorial husserliano de Investigaciones
Lógicas. En Husserl este tejido o trama tomará la función [f(x)] de inainander,
esto es, un-uno-en-otro.
(ii)
Ojo con: la importancia del trabajo deductivo. ¿De qué índole es la deducción?
Deducción
trascendental y deducción empírica: “Por eso, llamo a la
explicación de la manera como conceptos pueden referirse a priori a
objetos, la deducción trascendental de ellos, y la distingo de la
deducción empírica, que muestra la manera como un concepto ha sido
adquirido por experiencia y por reflexión sobre ésta, y que por tanto no concierne
a la legitimidad, sino al hecho por el cual se ha originado la posesión”.
[2] Unter den mancherlei Begriffen aber, die das sehr vermischte Gewebe der
menschlichen Erkenntniß ausmachen, giebt es einige, die auch zum reinen
Gebrauch a priori (völlig
unabhängig von aller Erfahrung) bestimmt sind, und dieser ihre Befugniß bedarf
jederzeit einer Deduction: weil zu der Rechtmäßigkeit eines solchen Gebrauchs
Beweise aus der Erfahrung nicht hinreichend sind, man aber doch wissen muß, wie
diese Begriffe sich auf Objecte beziehen können, die sie doch aus keiner
Erfahrung hernehmen. Ich nenne daher die Erklärung der Art, wie sich Begriffe a priori auf Gegenstände beziehen
können, die transscendentale Deduction derselben und unterscheide sie von der
empirischen Deduction, welche die Art anzeigt, wie ein Begriff durch Erfahrung
und Reflexion über dieselbe erworben worden, und daher nicht die
Rechtmäßigkeit, sondern das Factum betrifft, wodurch der Besitz entsprungen.
Párrafo [3]:
[3] Ahora
tenemos ya dos clases de conceptos de especie enteramente diferente, que
concuerdan empero entre sí en que ambas se refieren enteramente a priori a
objetos; a saber, los conceptos del espacio y del tiempo, como formas de la
sensibilidad, y las categorías, como conceptos del entendimiento. Pretender
intentar una deducción empírica de ellos sería un trabajo enteramente inútil;
porque lo distintivo de su naturaleza reside precisamente en que se refieren a
sus objetos sin haber tomado de la experiencia nada para la representación de
ellos. Por consiguiente, se es necesaria una deducción de ellos, ella deberá
ser siempre [una deducción] trascendental.
División
conseguida: “Ahora tenemos ya dos clases de conceptos de especie enteramente
diferente, que concuerdan empero entre sí en que ambas se refieren enteramente a
priori a objetos; a saber, los conceptos del espacio y del tiempo, como
formas de la sensibilidad, y las categorías, como conceptos del entendimiento.”
(i)
Ojo con: El género comprendido en estos conceptos, esto es, que se refieren a
objetos de modo enteramente a priori.
(ii)
Ojo con: la diferencia específica de cada uno de ellos, esto es, la distinción
que advierte que unos, de modo empírico, conocen sus objetos a través de la
sensibilidad, y otros de modo deductivo conocen sus objetos de acuerdo a las
relaciones categoriales propias suministradas por el entendimiento.
Advertencia
kantiana: “Pretender intentar una deducción empírica de ellos sería un trabajo
enteramente inútil; porque lo distintivo de su naturaleza reside precisamente
en que se refieren a sus objetos sin haber tomado de la experiencia nada para
la representación de ellos. Por consiguiente, se es necesaria una deducción de
ellos, ella deberá ser siempre [una deducción] trascendental”.
(i)
Ojo con: “deducción” y el campo legítimo de la intuición. Esto será fundamental
en Husserl quien ampliará el campo de la intuición con la consideración de la
evidencia de toda abstracción ideante. Esto lo desarrollaremos más adelante. Lo
importante aquí es comenzar a familiarizarnos con este proceso de disección de
la filosofía crítica que busca delimitar campos y ámbitos de validez, y de
acuerdo a ellos modos de productividad conceptual.
[3] Wir haben jetzt schon zweierlei Begriffe von ganz
verschiedener Art, die doch darin mit einander übereinkommen, daß sie
beiderseits völlig a priori sich
auf Gegenstände beziehen, nämlich die Begriffe des Raumes und der Zeit als
Formen der Sinnlichkeit und die Kategorien als Begriffe des Verstandes. Von
ihnen eine empirische Deduction versuchen wollen, würde ganz vergebliche Arbeit
sein, weil eben darin das Unterscheidende ihrer Natur liegt, daß sie sich auf ihre Gegenstände
beziehen, ohne etwas zu deren Vorstellung aus der Erfahrung entlehnt zu haben. Wenn also eine Deduction derselben nöthig ist, so wird
sie jederzeit transscendental sein müssen.
Párrafo [4]:
[4] Sin
embargo, de estos conceptos, como de todo conocimiento, se puede buscar en la
experiencia, si no el principio de su posibilidad, al menos las causas
ocasionales de su generación; en cuyo caso las impresiones de los sentidos dan
la primera ocasión para abrir respecto de ellos toda la potencia cognoscitiva y
producir la experiencia, la cual contiene dos elementos heterogéneos, a saber,
una materia para el conocimiento, [materia] procedente de los sentidos,
y una cierta forma de ordenarlo, procedente de la fuente interna del puro
intuir y del puro pensar; los cuales, sólo con ocasión de las primeras, se
ponen en funcionamiento y producen conceptos. Tal rastreo de los primeros
esfuerzos de nuestra facultad cognoscitiva para ascender, de percepciones
singulares, a conceptos universales, tiene sin duda su gran utilidad, y hay que
agradecer al célebre Locke que haya abierto, el primero, el camino para
ello. Pero con ello nunca se obtiene una deducción de los conceptos puros
a priori, porque ella no se alcanza, de ninguna manera, por este camino;
pues en lo que respecta al uso futuro de ellos, que tiene que ser enteramente
independiente de la experiencia, deben mostrar un certificado de nacimiento muy
diferente de [aquel que certifica] su procedencia de la experiencia. A esta
derivación fisiológica [así] intentada, que no puede llamarse propiamente
deducción, porque concierne a una quaestionem facti, la llamaré, por
eso, la explicación de la posesión de un conocimiento puro. Es claro, por
tanto, que de éstos sólo puede haber una deducción trascendental, y nunca una
empírica; y que ésta última, con respecto a los conceptos puros a priori,
no consiste sino en vanas tentativas en las que sólo puede ocuparse quien no
haya comprendido la naturaleza enteramente peculiar de estos conocimientos.
La
producción de la experiencia, su génesis formal y material: Sin
embargo, de estos conceptos, como de todo conocimiento, se puede buscar en la
experiencia, si no el principio de su posibilidad, al menos las causas
ocasionales de su generación; en cuyo caso las impresiones de los sentidos dan
la primera ocasión para abrir respecto de ellos toda la potencia cognoscitiva y
producir la experiencia, la cual contiene dos elementos heterogéneos, a saber,
una materia para el conocimiento, [materia] procedente de los sentidos,
y una cierta forma de ordenarlo, procedente de la fuente interna del
puro intuir y del puro pensar; los cuales, sólo con ocasión de las primeras, se
ponen en funcionamiento y producen conceptos.
(i)
Ojo con: Este pasaje es clave. Hay que desmenuzarlo reglón por reglón. Es histórica
la transformación del concepto de forma y materia, y la distinción de ámbitos.
El concepto de producción de la experiencia. La relación de todo este
“mecanismo” con la facultad conceptual y judicativa.
Explicación
como desarrollo a posteriori de un conocimiento puro, esto es, un
“porque”: “A esta derivación fisiológica [así] intentada, que no puede llamarse
propiamente deducción, porque concierne a una quaestionem facti, la
llamaré, por eso, la explicación de la posesión de un conocimiento puro”.
(i)
Ojo aquí con: cómo fundamentamos los sucesos conscientes según “derivación fisiológica”.
[4] Indessen kann man von diesen Begriffen, wie von allem Erkenntniß, wo
nicht das Principium ihrer Möglichkeit, doch die Gelegenheitsursachen ihrer
Erzeugung in der Erfahrung aufsuchen; wo alsdann die Eindrücke der Sinne den
ersten Anlaß geben, die ganze Erkenntnißkraft in Ansehung ihrer zu eröffnen und
Erfahrung zu Stande zu bringen, die zwei sehr ungleichartige Elemente enthält,
nämlich eine Materie zur Erkenntniß aus den Sinnen und eine gewisse Form, sie
zu ordnen, aus dem innern Quell des reinen Anschauens und Denkens, die bei
Gelegenheit der ersteren zuerst in Ausübung gebracht werden und Begriffe
hervorbringen. Ein solches Nachspüren der ersten Bestrebungen unserer
Erkenntnißkraft, um von einzelnen Wahrnehmungen zu allgemeinen Begriffen zu
steigen, hat ohne Zweifel seinen großen Nutzen, und man hat es dem berühmten
Locke zu verdanken, daß er dazu zuerst den Weg eröffnet hat. Allein eine
Deduction der reinen Begriffe a priori
kommt dadurch niemals zu Stande, denn sie liegt ganz und gar nicht auf
diesem Wege, weil in Ansehung ihres künftigen Gebrauchs, der von der Erfahrung
gänzlich unabhängig sein soll, sie einen ganz andern Geburtsbrief, als den der
Abstammung von Erfahrungen müssen aufzuzeigen haben. Diese versuchte
physiologische Ableitung, die eigentlich gar nicht Deduction heißen kann, weil
sie eine quaestionem facti betrifft,
will ich daher die Erklärung des Besitzes einer reinen Erkenntniß nennen. Es ist also klar, daß von diesen allein es eine
transscendentale Deduction und keinesweges eine empirische geben könne, und daß
letztere in Ansehung der reinen Begriffe a
priori nichts als eitele Versuche sind, womit sich nur derjenige
beschäftigen kann, welcher die ganz eigenthümliche Natur dieser Erkenntnisse
nicht begriffen hat.
Párrafo [5]:
[5] Ahora
bien, aunque se admita la única manera de una posible deducción del
conocimiento puro a priori, a saber, la [que se efectúa] por la vía
trascendental, de ello no resulta, sin embargo, que ella sea inevitablemente
necesaria. Más arriba hemos perseguido los conceptos de espacio y de tiempo,
mediante una deducción trascendental, hasta sus fuentes, y hemos explicado y
determinado su validez objetiva a priori. Sin embargo, la geometría
sigue su marcha segura por puros conocimientos a priori, sin tener que
pedirle a la filosofía una carta credencial acerca del origen puro y legítimo
de su concepto fundamental de espacio. Pero el uso del concepto, en esta
ciencia, sólo se dirige al mundo sensible externo, de la intuición del cual el
espacio es la forma pura, en la cual, entonces, tiene su evidencia inmediata
todo conocimiento geométrico, porque se funda en la intuición a priori,
y [en la cual] los objetos son dados a priori (en lo que respecta a la
forma) por el conocimiento mismo, en la intuición. Por el contrario, con los conceptos
puros del entendimiento comienza la ineludible necesidad de buscar la
deducción trascendental, no sólo de ellos mismos, sino también del espacio;
porque, puesto que ellos hablan de objetos, no mediante predicados de la intuición
y de la sensibilidad, sino [mediante predicados] del pensar puro a priori,
se refieren universalmente a objetos sin [atender a] ninguna de las condiciones
de la sensibilidad; y no estando fundados en la experiencia, tampoco pueden
mostrar objeto alguno en la intuición a priori, en el cual hayan fundado
su síntesis antes de toda experiencia; y por eso, no solamente despiertan
sospechas acerca de la validez objetiva y los límites de su uso, sino también
tornan ambiguo aquel concepto de espacio, porque se inclinan a usarlo
más allá de las condiciones de la intuición sensible, por lo cual también fue
necesaria, más arriba, una deducción trascendental de él. Así, pues, el lector
tiene que estar convencido de la ineludible necesidad de tal deducción trascendental,
antes de haber dado aún un solo paso en el terreno de la razón pura; pues de
otro modo procede a ciegas, y después de haber andado errante por varios
lugares, debe volver a la ignorancia de la cual había partido. Pero también
debe entender distintamente de antemano la inevitable dificultad, para no
quejarse de la oscuridad, allí donde la cosa misma está envuelta en espesos
velos, y para no desanimarse demasiado pronto por [la tarea de] despejar
obstáculos; porque se trata, o bien de abandonar por completo todas las
pretensiones de cogniciones de la razón pura, el terreno más preciado, a saber,
[el que está] más allá de los límites de toda experiencia posible, o bien de
llevar a su perfecta realización esta investigación crítica.
Deducción
trascendental para no avanzar a ciegas: Así, pues, el lector
tiene que estar convencido de la ineludible necesidad de tal deducción
trascendental, antes de haber dado aún un solo paso en el terreno de la razón
pura; pues de otro modo procede a ciegas, y después de haber andado errante por
varios lugares, debe volver a la ignorancia de la cual había partido.
(i)
Ojo con: Brentano va a increpar a Kant por sus “ciegos a priori”. En tal
caso: ¿en qué sentido es ciego y en cuál no lo es? ¿Qué implicancias tiene la
deducción kantiana? ¿Por qué entonces Husserl amplía el concepto de intuición?
Situación
filosófica con la que se encuentra Kant: “Pero también debe
entender distintamente de antemano la inevitable dificultad, para no quejarse
de la oscuridad, allí donde la cosa misma está envuelta en espesos velos, y
para no desanimarse demasiado pronto por [la tarea de] despejar obstáculos”.
(i)
Ojo con: “donde la cosa misma” [wo die Sache selbst]. Indudablemente este es uno de los pasajes más
fenomenológicos de KrV.
La modestia
inherente a la filosofía crítica, reconocer los límites pertinentes del pensar: “porque
se trata, o bien de abandonar por completo todas las pretensiones de
cogniciones de la razón pura, el terreno más preciado, a saber, [el que está]
más allá de los límites de toda experiencia posible, o bien de llevar a su
perfecta realización esta investigación crítica”.
[5] Ob nun aber gleich die einzige Art einer möglichen Deduction
der reinen Erkenntniß a priori, nämlich die auf dem
transscendentalen Wege, eingeräumt wird, so erhellt dadurch doch eben nicht,
daß sie so unumgänglich nothwendig sei. Wir haben oben
die Begriffe des Raumes und der Zeit vermittelst einer transscendentalen
Deduction zu ihren Quellen verfolgt und ihre objective Gültigkeit a priori erklärt und bestimmt.
Gleichwohl geht die Geometrie ihren sichern Schritt durch lauter Erkenntnisse a priori, ohne daß sie sich wegen der reinen und gesetzmäßigen Abkunft
ihres Grundbegriffs vom Raume von der Philosophie einen Beglaubigungsschein
erbitten darf. Allein der Gebrauch des°°° Begriffs geht in dieser
Wissenschaft auch nur auf die äußere Sinnenwelt, von welcher der Raum die reine
Form ihrer Anschauung ist, in welcher also alle geometrische Erkenntniß, weil
sie sich auf Anschauung a priori gründet,
unmittelbare Evidenz hat, und die Gegenstände durch die Erkenntniß selbst a priori (der Form nach) in der
Anschauung gegeben werden. Dagegen fängt mit den reinen Verstandesbegriffen das
unumgängliche Bedürfniß an, nicht allein von ihnen selbst, sondern auch vom
Raum die transscendentale Deduction zu suchen, weil, da sie von Gegenständen
nicht durch Prädicate der Anschauung und der Sinnlichkeit, sondern des reinen
Denkens a priori reden, sie
sich auf Gegenstände ohne alle Bedingungen der Sinnlichkeit allgemein beziehen,
und die, da sie nicht auf Erfahrung gegründet sind, auch in der Anschauung a priori kein Object vorzeigen
können, worauf sie vor aller Erfahrung ihre Synthesis gründeten, und daher
nicht allein wegen der objectiven Gültigkeit und Schranken ihres Gebrauchs
Verdacht erregen, sondern auch jenen Begriff des Raumes zweideutig machen,
dadurch daß sie ihn über die Bedingungen der sinnlichen Anschauung zu
gebrauchen geneigt sind, weshalb auch oben von ihm eine transscendentale
Deduction von nöthen war. So muß denn der Leser von der unumgänglichen
Nothwendigkeit einer solchen transscendentalen Deduction, ehe er einen einzigen
Schritt im Felde der reinen Vernunft gethan hat, überzeugt werden, weil er
sonst blind verfährt und, nachdem er mannigfaltig umher geirrt hat, doch wieder
zu der Unwissenheit zurückkehren muß, von der er ausgegangen war. Er muß aber
auch die unvermeidliche Schwierigkeit zum voraus deutlich einsehen, damit er
nicht über Dunkelheit klage, wo die Sache selbst tief eingehüllt ist, oder über
die Wegräumung der Hindernisse zu früh verdrossen werde, weil es darauf
ankommt, entweder alle Ansprüche zu Einsichten der reinen Vernunft als das
beliebteste Feld, nämlich dasjenige über die Grenzen aller möglichen Erfahrung
hinaus, völlig aufzugeben, oder diese kritische Untersuchung zur Vollkommenheit
zu bringen.
Párrafo [6]:
[6] Más
arriba, al referirnos a los conceptos de espacio y de tiempo, hemos podido
hacer comprensible fácilmente cómo es que éstos, como conocimiento a priori,
sin embargo deben referirse necesariamente a objetos; y [cómo] hacían posible
un conocimiento sintético de ellos, independiente de toda experiencia. Pues
como sólo por medio de tales formas puras de la sensibilidad un objeto puede
aparecérsenos, es decir, puede ser objeto de la intuición empírica, entonces
espacio y tiempo son intuiciones puras, que contienen a priori la
condición de posibilidad de los objetos como fenómenos, y la síntesis en ellos
tiene validez objetiva.
De los
conceptos de espacio y tiempo, conceptos a priori de la sensibilidad: “Más
arriba, al referirnos a los conceptos de espacio y de tiempo, hemos podido
hacer comprensible fácilmente cómo es que éstos, como conocimiento a priori,
sin embargo deben referirse necesariamente a objetos; y [cómo] hacían posible
un conocimiento sintético de ellos, independiente de toda experiencia.”
(i)
Ojo con: Conceptos de espacio y tiempo, en tanto conocimiento a priori,
deben referirse necesariamente a objetos.
(ii)
Ojo con: Conocimiento sintético. Síntesis para Kant se refiere a un reunir
diferentes representaciones y entender su variedad en un único conocimiento. En
este sentido una síntesis tiene como resultado incrementar el conocimiento de
una cosa. En el contexto judicativo, podemos distinguir –lo cual era frecuente
en la época de Kant- algunos juicios que predican caracteres que se encuentran
supuestos en el sujeto o que guardan identidad con él (juicios analíticos), por
ejemplo: ‘Todos los cuerpos son extensos’, y otros que predican caracteres que no se
encuentran supuestos en el sujeto o que no guardan ninguna necesidad con él
(juicios sintéticos), por ejemplo: ‘Todos los cuerpos son pesados’. Pero
para Kant esta división exige una revisión más detallada. Para él existen
diversas funciones o composibilidades de juicio que incrementan el conocimiento
sobre el sujeto, aunque no por ello esa predicación deba provenir de otro
origen no incluido en el sujeto. Podemos ver por ejemplo dos casos. El primero
respecto del juicio: ‘Todo cambio tiene una causa’. Por más que la causa
en su tipo sea muy distinta a un evento tal o cual, el juicio exige una relación
necesaria entre una y otra representación. El segundo ejemplo en medio de este
grupo de juicios se encuentran los juicios matemáticos. ‘5 = 3 + 2’ es
para Kant un juicio sintético, porque por más que ‘3 + 2’ se encuentre incluido
en ‘5’, la relación de suma y ese tipo de distribución permite
incrementar, aportar un algo más, en nuestro conocimiento del 5. De esta manera
Kant descubre que hay una serie de conocimientos sintéticos pero que son a la
vez a priori, es decir, independientes de la experiencia. Esto
indudablemente marca la posibilidad de la filosofía Crítica del propio Kant,
por cierto. Su filosofía no es un mero análisis de lo ya implícito en la
experiencia. Si bien realiza análisis, con él descubre las multiplicidades
representantes que participan en la unidad sintética de la conciencia, para
luego realizar deducciones que lo llevarán a reconocer las leyes inherentes a
tales síntesis y su acreditación. De conocimientos sintéticos pero a priori,
también tenemos, por ejemplo, los de la geometría que emergen a partir del
concepto de espacio como sentido externo, y los de la aritmética que se
levantan a partir del concepto de tiempo como sentido interno. Ambas, geometría
y aritmética, son aplicables a objetos, y sin embargo pueden desarrollarse con
independencia de ellos, de acuerdo al desarrollo de las relaciones que ellas pueden
establecer en su campo a priori. De este modo, geometría y aritmética incrementan
el conocimiento a pesar de que sus razones yacen en las formas puras de la
intuición (y no es mero conocimiento analítico), y pueden al mismo tiempo aplicarse
a objetos justamente porque su punto de partida es la intuición pura, condición
de posibilidad de toda intuición particular.
(iii)
Ojo con: Esto que anotamos con conocimiento sintético a priori es muy
importante considerarlo para la fenomenología husserliana. El campo eidético
que con la epojé se abre tiene este carácter formal, pero además se
desarrolla a través de un a priori ulterior: el a priori de la
correlación. Será, para Husserl, el a priori de la correlación el gran a
priori, y el resto de las formas, bien ontológicas formales o bien
materiales, serán funciones intencionales posibles, instituciones habituales de
mayor o menor grado de síntesis y abstracción, en cuyo caso algunas serán finalmente
estructuras eidéticas de evidencia inmediata.
Intuición
pura, fenómeno y validez objetiva: “Pues como sólo por
medio de tales formas puras de la sensibilidad un objeto puede aparecérsenos,
es decir, puede ser objeto de la intuición empírica, entonces espacio y tiempo
son intuiciones puras, que contienen a priori la condición de
posibilidad de los objetos como fenómenos, y la síntesis en ellos tiene validez
objetiva”.
(i)
Ojo aquí con: Validez objetiva [objective Gültigkeit]. Es a través de la
intuición pura donde los axiomas a priori pueden tener pertinencia “real”,
permitiendo un conocimiento de la cosa en sentido estricto. Esto va a ser muy
revelador por ejemplo con el giro analítico de las matemáticas a fines del
siglo XIX. Las nuevas aproximaciones matemáticas proliferan muy lejos de su
posible aplicabilidad objetiva. De allí que Kronecker (matemático de Berlín)
haya impugnado a Cantor (matemático de Halle) justamente con el argumento de
que la Hipótesis del Continuo parece muy interesante, pero que no era
necesaria, porque no había objeto que necesitase ser descrito y definido de esa
manera. En este sentido, hay que contemplar a lo menos dos cosas. Una, que por
esos años la geometría euclideana y la aritmética cardinal llega a un punto de
inflexión respecto de su propio suelo de definición de funciones y conjuntos. La
otra, es que éste es el contexto de pensamiento abstractivo con el que Husserl
se enfrenta desde 1883 a 1901, donde la matemática se hace flexible y se
transforma a sí misma. ¿De qué modo entonces podría llegar a tener ‘validez
objetiva’ –en sentido kantiano- esa nueva matemática, si rompe con la
tradicional definición de espacio y número que se conocía hasta ese entonces? Nuevamente
aparece aquí, en el contexto husserliano, el a priori de la correlación.
La “intuición” –en sentido kantiano- y a través de ella aquello que
constituimos como espacio y tiempo, asume con Husserl también la transformación
correlativa que aportan las instituciones ideales de sentido. Ahora bien, aún
con toda esta transformación correlativa, será medular para Husserl además de
la epojé, realizar una reducción eidética respecto de nuestras dogmáticas
instituciones ideales interpretantes; de manera que podamos efectivamente ‘volver
a las cosas mismas’, y en tal caso traer a la patencia evidente aquello que se
muestra del modo menos dogmático posible. Éstas son las pretensiones de
Husserl. Sin embargo hay que ver si las teorías de las multiplicidades no han tenido
mucho que ver justamente con la urdimbre categorial y la estructura pluri-radial
de la intencionalidad considerada por Husserl. Hay que estudiar, con Husserl
mismo, cómo uno puede abrirse camino en la intuición eidética y las variaciones
imaginarias subsecuentes.
[6] Wir haben oben an den Begriffen des Raumes und der Zeit mit leichter
Mühe begreiflich machen können, wie diese als Erkenntnisse a priori sich gleichwohl auf
Gegenstände nothwendig beziehen müssen und eine synthetische Erkenntniß
derselben unabhängig von aller Erfahrung möglich machten. Denn da nur vermittelst solcher reinen Formen der
Sinnlichkeit uns ein Gegenstand erscheinen, d.i. ein Object der empirischen
Anschauung sein kann, so sind Raum und Zeit reine Anschauungen, welche die
Bedingung der Möglichkeit der Gegenstände als Erscheinungen a priori enthalten, und die Synthesis
in denselben hat objective Gültigkeit.
Párrafo [7]:
[7] Por el
contrario, las categorías del entendimiento no nos presentan las condiciones
bajo las cuales los objetos son dados en la intuición; por consiguiente,
pueden, por cierto, aparecérsenos objetos, sin que deban referirse
necesariamente a funciones del entendimiento, y [sin que] éste, por tanto,
contenga a priori las condiciones de ellos. Por eso se presenta aquí una
dificultad que no encontramos en el terreno de la sensibilidad, a saber, cómo condiciones
subjetivas del pensar han de tener validez objetiva, es decir, [han
de] suministrar condiciones de la posibilidad de todo conocimiento de los
objetos; pues sin las funciones del entendimiento pueden, por cierto, ser dados
fenómenos de la intuición. Tomo por ejemplo el concepto de causa, que significa
una especie particular de síntesis, en la cual a continuación de algo A es
puesto algo enteramente diferente B, según una regla. No está claro a priori
por qué los fenómenos habían de contener algo semejante (pues no se puede
aducir experiencias como prueba, porque la validez objetiva de este concepto
debe poder ser expuesta a priori) y por eso es dudoso a priori si
un concepto tal no será quizás enteramente vacío y [si acaso] no encontrará en
ninguna parte, entre los fenómenos, un objeto. Pues el que los objetos de la
intuición sensible deban ser conformes a las condiciones formales de la
sensibilidad que residen a priori en la mente resulta claro porque de
otro modo no serían objetos para nosotros; pero que además deban ser conformes
también a las condiciones que requiere el entendimiento para la unidad
sintética del pensar, eso no es una inferencia tan fácil de entender. Pues los
fenómenos bien podrían estar, acaso, constituidos de tal manera, que el
entendimiento no los encontrara conformes a las condiciones de su unidad, y [de
tal manera] que todo estuviera en tal confusión, que por ejemplo en la serie de
los fenómenos no se ofreciese nada que suministrase una regla de la síntesis, y
que correspondiese, por tanto, al concepto de causa y efecto, de manera que este
concepto sería, entonces, enteramente vacío, nulo y sin significado. No por
ello los fenómenos dejarían de ofrecer objetos a nuestra intuición, pues la
intuición no necesita en modo alguno de las funciones del pensar.
De las
categorías del entendimiento: “Por el contrario, las
categorías del entendimiento no nos presentan las condiciones bajo las cuales
los objetos son dados en la intuición; por consiguiente, pueden, por cierto,
aparecérsenos objetos, sin que deban referirse necesariamente a funciones del
entendimiento, y [sin que] éste, por tanto, contenga a priori las
condiciones de ellos”.
(i)
Ojo: en Kant tenemos por una parte categorías propias de la función lógica
del entendimiento para establecer
juicios [Cantidad de los juicios (Universales, Particulares,
Singulares), Cualidad de los juicios (Afirmativos, Negativos,
Infinitos), Relación de los juicios (Categoremáticos, Hipotéticos,
Disyuntivos), y de Modalidad de los juicios (Problemáticos, Asertóricos,
Apodícticos). Y tenemos además los conceptos
puros del entendimiento o categorías que atañen a las relaciones ónticas,
si se quiere: De la cantidad (Unidad, Pluralidad, Totalidad), De la
cualidad (Realidad, Negación, Limitación), De la relación
(Inherencia y subsistencia / Sustantia et accidens, Causalidad y
dependencia/ Causa y efecto, Comunidad / acción recíproca entre agente y
paciente), y De la modalidad (Posibilidad e imposibilidad, Existencia y
no-existencia, Necesidad y contingencia).
(ii)
Ojo con: la sutil aporía que aquí se esboza entre noúmeno y fenómeno. Entre lo
que es y lo que puede ser comprendido según las formas propias del entendimiento.
Este es el gran salto Copernicano que lo distancia abismalmente de Aristóteles.
[7] Die Kategorien des Verstandes dagegen stellen uns gar nicht die
Bedingungen vor, unter denen Gegenstände in der Anschauung gegeben werden,
mithin können uns allerdings Gegenstände erscheinen, ohne daß sie sich
nothwendig auf Functionen des Verstandes beziehen müssen, und dieser also die
Bedingungen derselben a priori enthielte.
Daher zeigt sich hier eine Schwierigkeit, die wir im Felde der Sinnlichkeit
nicht antrafen, wie nämlich subjective Bedingungen des Denkens sollten
objective Gültigkeit haben, d.i. Bedingungen der Möglichkeit aller Erkenntniß
der Gegenstände abgeben: denn ohne Functionen des Verstandes können allerdings
Erscheinungen in der Anschauung gegeben werden. Ich nehme z.B.
den Begriff der Ursache, welcher eine besondere Art der Synthesis bedeutet, da
auf etwas A was ganz Verschiedenes
B E nach einer Regel gesetzt wird. Es ist a priori nicht klar, warum
Erscheinungen etwas dergleichen enthalten sollten (denn Erfahrungen kann man
nicht zum Beweise anführen, weil die objective Gültigkeit dieses Begriffs a priori muß dargethan werden
können); und es ist daher a priori zweifelhaft,
ob ein solcher Begriff nicht etwa gar leer sei und überall unter den
Erscheinungen keinen Gegenstand antreffe. Denn daß Gegenstände der sinnlichen
Anschauung den im Gemüth a priori liegenden
formalen Bedingungen der Sinnlichkeit gemäß sein müssen, ist daraus klar, weil
sie sonst nicht Gegenstände für uns sein würden; daß sie aber auch überdem den
Bedingungen, deren der Verstand zur synthetischen Einheit des Denkens
bedarf, gemäß sein müssen, davon ist die Schlußfolge nicht so leicht
einzusehen. Denn es könnten wohl allenfalls Erscheinungen so beschaffen sein,
daß der Verstand sie den Bedingungen seiner Einheit gar nicht gemäß fände, und
alles so in Verwirrung läge, daß z.B. in der Reihenfolge der Erscheinungen sich
nichts darböte, was eine Regel der Synthesis an die Hand gäbe und also dem
Begriffe der Ursache und Wirkung entspräche, so daß dieser Begriff also ganz
leer, nichtig und ohne Bedeutung wäre. Erscheinungen würden nichts destoweniger
unserer Anschauung Gegenstände darbieten, denn die Anschauung bedarf der
Functionen des Denkens auf keine Weise.
Párrafo [8]:
[8] Si uno
pensara librarse de las fatigas de esta investigación diciendo que la
experiencia ofrece insensatamente ejemplos de esa regularidad de los fenómenos,
que dan suficiente ocasión para abstraer de ellos el concepto de causa, y para
acreditar a la vez, con ello, la validez objetiva de tal concepto, no notaría
que de esa manera no puede, en modo alguno, surgir el concepto de causa; sino
que él, o bien debe estar fundado enteramente a priori en el
entendimiento, o bien debe ser abandonado por completo, como una mera ilusión.
Pues ese concepto exige absolutamente que algo A sea de tal naturaleza, que
otro algo B le siga necesariamente y según una regla absolutamente universal.
Los fenómenos suministran, desde luego, casos, a partir de los cuales es
posible una regla según la cual algo acontece habitualmente, pero nunca [dicen]
que el resultado sea necesario; por eso, la síntesis de la causa y el
efecto posee una dignidad que no se puede expresar empíricamente, a saber, que
un efecto no solamente se añade a la causa, sino que es puesto por medio de
ella, y resulta de ella. La estricta universalidad de la regla no es
tampoco una propiedad de las reglas empíricas, que por inducción no pueden
recibir más que una universalidad comparativa, es decir, una aplicabilidad
[muy] extendida. Pero el uso de los conceptos puros del entendimiento se
alteraría por completo, si se pretendiera tratarlos sólo como productos
empíricos.
Explicación
a posteriori según ejemplos versus la exigencia a priori del concepto de causa
en Kant: “Si uno pensara librarse de las fatigas de esta investigación diciendo
que la experiencia ofrece insensatamente ejemplos de esa regularidad de los
fenómenos, que dan suficiente ocasión para abstraer de ellos el concepto de
causa, y para acreditar a la vez, con ello, la validez objetiva de tal
concepto, no notaría que de esa manera no puede, en modo alguno, surgir el
concepto de causa; sino que él, o bien debe estar fundado enteramente a
priori en el entendimiento, o bien debe ser abandonado por completo, como
una mera ilusión.”
Necesidad
del concepto de causa: Pues ese concepto exige absolutamente que
algo A sea de tal naturaleza, que otro algo B le siga necesariamente y según
una regla absolutamente universal. Los fenómenos suministran, desde luego,
casos, a partir de los cuales es posible una regla según la cual algo acontece
habitualmente, pero nunca [dicen] que el resultado sea necesario; por
eso, la síntesis de la causa y el efecto posee una dignidad que no se puede
expresar empíricamente, a saber, que un efecto no solamente se añade a la
causa, sino que es puesto por medio de ella, y resulta de ella.
Universalidad
de la exigencia causal: La estricta universalidad de la regla no es
tampoco una propiedad de las reglas empíricas, que por inducción no pueden
recibir más que una universalidad comparativa, es decir, una aplicabilidad
[muy] extendida. Pero el uso de los conceptos puros del entendimiento se
alteraría por completo, si se pretendiera tratarlos sólo como productos
empíricos.
[8] Gedächte man sich von der Mühsamkeit dieser Untersuchungen
dadurch loszuwickeln, daß man sagte: die Erfahrung böte unablässig Beispiele
einer solchen Regelmäßigkeit der Erscheinungen dar, die genugsam Anlaß geben,
den Begriff der Ursache davon abzusondern und dadurch zugleich die objective
Gültigkeit eines solchen Begriffs zu bewähren, so bemerkt man nicht, daß auf
diese Weise der Begriff der Ursache gar nicht entspringen kann, sondern daß er
entweder völlig a priori im
Verstande müsse gegründet sein, oder als ein bloßes Hirngespinst gänzlich
aufgegeben werden müsse. Denn dieser Begriff erfordert
durchaus, daß etwas A von der
Art sei, daß ein anderes B daraus
nothwendig und nach einer schlechthin allgemeinen Regel folge. Erscheinungen
geben gar wohl Fälle an die Hand, aus denen eine Regel möglich ist, nach der
etwas gewöhnlicher maßen geschieht, aber niemals, daß der Erfolg nothwendig
sei: daher der Synthesis der Ursache und Wirkung auch eine Dignität anhängt,
die man gar nicht empirisch ausdrücken kann, nämlich daß die Wirkung nicht bloß
zu der Ursache hinzu komme, sondern durch dieselbe gesetzt sei und aus ihr
erfolge. Die strenge Allgemeinheit der Regel ist auch gar keine Eigenschaft
empirischer Regeln, die durch Induction keine andere als comparative
Allgemeinheit, d.i. ausgebreitete Brauchbarkeit, bekommen können. Nun würde
sich aber der Gebrauch der reinen Verstandesbegriffe gänzlich ändern, wenn man
sie nur als empirische Producte behandeln wollte.
Verónica Arís
[1] Estructura
de KrV hasta este pasaje:
1. Doctrina Trascendental de los elementos
1.1 Estética Trascendental
1.2
Lógica Trascendental
1.2.1
Analítica Trascendental
1.2.1.1
Libro primero: Analítica de los
conceptos
(Cap. 1)
Guía para el descubrimiento de todos los conceptos puros del entendimiento.
(Cap. 2) Deducción de los conceptos
puros del entendimiento (§13-27)
1.2.1.2
Libro segundo: Analítica de los principios
1.2.2
Dialéctica
trascendental
(…)
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