COMENTARIO A PARÁGRAFO 11 (primera parte)


La impresión

Verónica Arís

 
La lectura del parágrafo 11 se ve beneficiada con la lectura complementaria del apéndice 1. Y vemos inmediatamente que, mientras el parágrafo 11 se inclina mayormente hacia la definición de la retención como conciencia modificada, el apéndice 1 nos amplía el sentido mismo de impresión primaria y el sentido de su “productividad.”
 
            Como nosotros estamos haciendo una lectura comprensiva global, las diferencias de fechas de cada uno de los textos simplemente dan un toque erudito a nuestro estudio. Pero hemos de tener en cuenta que desde 1893 hasta 1911 muchos fueron los cambios en la descripción husserliana sobre el tiempo. Por eso a veces les indico las fechas, de manera que si eventualmente quieren rastrear algún concepto, puedan al menos tener un punto de partida.
 
            El parágrafo 11 es originario de unos apuntes de Husserl escritos entre octubre 1908 y el verano de 1909. Y el apéndice 1 en realidad es parte de unos apuntes de Husserl de 1916. Si tenemos en cuenta cómo va evolucionando el pensamiento de Husserl desde Investigaciones Lógicas (1901), pasando por Ideas 1 (1913), continuando con Lógica formal y trascendental (1929), y siguiendo con Meditaciones Cartesianas (1933), y Crisis de las ciencias europeas (1936), podemos ir re-valorando las distintas descripciones de acuerdo al proceso de esclarecimiento del análisis intencional en cada caso.
 
            Comencemos a revisar lo que hemos leído en el parágrafo 11, con el complemento del apéndice 1.
 
 
1.      Definición general de impresión
 
En el parágrafo 11 Husserl comienza definiendo la impresión originaria:
 
 “El <punto fuente> que inaugura la <producción> que dura es una impresión originaria”
 
Por su arte, como podemos ver en el apéndice 1, esta impresión originaria es el comienzo absoluto de la producción del continuo de la vivencia, el punto fuente de los diversos continuos que comienzan a partir de él, a saber, los continuos de la retención y de la protensión. Lo interesante aquí es notar que en tanto comienzo, la impresión originaria no es producida. Husserl describe que ella aparece de manera espontánea. Según él, es adecuado nombrarla como generación originaria o creación originaria. Y esta cualidad inaudita para cualquier otro modo de conciencia va aparejada por la siguiente aserción: La conciencia no es nada sin la impresión. Parecería que Husserl se estuviera preguntando: ¿Qué es la conciencia sin este primer comienzo? Husserl señala que la impresión originaria es eso que aparece sin ser producido por la conciencia, mediante una génesis espontánea, cuya función es dar comienzo a la espontaneidad misma de la conciencia y su productividad, a saber, todos los modos de conciencia con los que se constituye la vivencia a unísono con los modos temporales que la individualizan. Para Husserl, la conciencia en su productividad no crea nada estrictamente nuevo, pero si desarrolla y hace crecer aquello que ha sido aportado por la impresión originaria como lo nuevo, aquí y ahora.
 
            Ahora bien, toda vivencia tiene, por así decir, un punto fuente. Sea que estemos percibiendo, imaginando o recordando, siempre habrá un momento de la vivencia que nos proporcionará ese primer comienzo. Pero la diferencia está en el tipo de primer comienzo que es el vivido en cada caso. Me explico. En el caso de la percepción tenemos un primer comienzo en el ahora-receptivo correspondiente al contenido constituido. La mesa que está aquí delante se me ofrece como lo nuevo, lo fresco, lo que se resiste a mí, y también lo que me sorprende. Ella es eminentemente algo otro que en su novedad despierta mi atención, y justamente mi interés por mirarla, recorrerla, juzgarla, pensar en ella, etc. En el caso del recuerdo o la fantasía, tenemos que el primer comienzo de estas vivencias proviene, no del ahora-receptivo, sino de la espontaneidad misma de la conciencia. Dependiendo de la vivencia, su ahora se mostrará según la distancia que guarde con su auténtico origen. Con auténtico origen Husserl está pensando en el momento en el que aquello que se mienta se dé en persona, o con la máxima inmediatez, es decir, en pleno cumplimiento. En el caso del recuerdo, el punto fuente coincidirá con el ahora que se vive como habiendo sido vivido hace un tiempo. Por ejemplo: recuerdo cuando visitaba a mi abuela. Allí el ahora de la vivencia del recuerdo apunta al ahora auténtico y muestra o despliega una cierta distancia, o si se quiere, notas de oscurecimiento, que manifiestan que justamente estamos recordando y no visitando de hecho a la abuela. Y en el caso de la fantasía, que puede ser mera fantasía o bien una fantasiosa expectación de lo por venir, su punto fuente será un ahora cuya donación auténtica se encuentra a la espera. Por ejemplo: estoy ansiosa respecto de la presentación en el congreso. Mi vivencia expectante vive un ahora cuyo cumplimiento está posiblemente en un futuro ahora, bajo las notas de un todavía no, pero posiblemente será efectivo. De ahí que la expectativa vaya acrecentando su inminencia. De esta manera, los punto fuente de las vivencias de recuerdo, fantasía, etc., encuentran su fundamento en los niveles del continuo en el que el ahora se done como ahora receptivo correspondiente al contenido constituido, esto es, a la vivencia de la percepción.
 
            Finalmente, en estas distinciones de ahoras, Husserl marca un asunto por lo demás decisivo para la fenomenología. Entre los diversos ahoras, sea del momento de la actual percepción en curso, o los ahoras-de-momentos-sidos de la rememoración, el ahora-por-venir de la expectación, o del ahora-meramente-imaginativo de la fantasía, hay una transición mediada cualitativa y temporalmente. Esa mediación corresponde al ámbito quasi-temporal del flujo absoluto, el cual es una especie de continuo, pero que, en vistas a que su cumplimiento se completa a sí mismo en él mismo, finalmente es un continuo que no fluye. Dice Husserl casi al final del apéndice 1:
 
“El ahora, por su parte, requiere su propio momento de origen para su constitución. Estos momentos son continuamente unidos en la sucesión; ellos “pasan uno en otro continuamente.” La transición es mediada “cualitativamente” y también temporalmente: el carácter quasi-temporal es un carácter continuo.”
 
 
De ahí que cuando Husserl habla de “flujo absoluto” uno pueda pensar que es en realidad una metáfora que padece una cierta contradicción y a su vez una cierta contrariedad. Pero no. El continuo inmanente de la conciencia se haya en cumplimiento constante, por tanto, es un continuo que no fluye.
 
 
 
2.      Otros aspectos a destacar
 
 
a)      Sensación primaria
 
A continuación voy a anotar algunos aspectos que se encuentran en el manuscrito del año 1908 que hace de texto base para el parágrafo 11. Allí Husserl se refiere a la impresión originaria pero nombrándola principalmente como sensación primaria de conciencia.  Este giro es muy relevante. Se empieza a notar cómo para Husserl la originariedad de este punto fuente de la impresión originaria toma mayor protagonismo. Hemos de saber que antes de 1907, bajo el modelo del esquema, los contenidos son interpretados con una función neutra respecto de la constitución intencional.  Y aquí Husserl comienza a apreciar que en tanto sensación la impresión originaria tiene algo que decir respecto de su cómo. Entonces, en este texto Husserl señala que esta sensación primaria de conciencia es una conciencia absolutamente original en la cual el actual contenido, por ejemplo, el tono de una melodía escuchado ahora, se nos presenta “en persona,” como presente el mismo, en tanto ahora. Revisemos un pasaje:
 
“Un punto del tono-contenido pertenece a cada punto de la duración. Pero al mismo tiempo una serie de esbozos de los anteriores puntos se adjunta a la conciencia de sensación de este punto (…); y cuando nosotros procedemos a lo largo de la duración, allí corresponde a ese punto de inicio un continuo de series de esbozos de los recuerdos del tono. Por cada punto-de-tiempo de la duración nosotros tenemos una continuidad de conciencia que incluye: la fase de conciencia que es sensación originaria del punto-ahora del tono (el tono-contenido que “ahora” existe en este punto, que es “sentido” en él) y las series de recuerdos del punto-de-tiempo (el cual es continuamente intencionado como cada vez más lejano “pasado”). Y la serie de recuerdos es diferente por cada ahora y es ella misma continuamente modificada.”
 
 
 
b)      Dato absoluto
 
A propósito de lo que hemos notado al final del apéndice 1, en este texto de 1908 Husserl señala que la conciencia en general se encuentra en un cambio permanente. Dice que el flujo de conciencia consiste en este cambio continuo. Y es este cambio continuo el dato absoluto que debe estar a la vista para la fenomenología. Husserl dice:
 
“Y nosotros queremos describir algo como un dato absoluto que se encuentre en el aparecer de la duración en cuestión y por cada punto de esta duración que puede ser medida.”
 
            La controversia respecto de la metáfora, que no es, como vemos, una metáfora, sino una descripción específica del modo con el cual el flujo absoluto se cumple, presenta además la cualidad de ser el inicio de la pregunta si las descripciones respecto del flujo absoluto admiten a su vez un regreso al infinito, esto es, si acaso estas descripciones suponen un fundamento bajo ellas, como un flujo bajo este flujo, y así ad infinitum. Este asunto es largo de abordar. Pero que nos sirva aquí como indicación respecto de la funcionalidad argumentativa en la que se inscribe este tipo de descripción del flujo.
 
            En el mismo texto, Husserl continúa remarcando esta cualidad del cumplimiento del flujo en sí mismo. Dice:
 
“El flujo de conciencia es en efecto una sucesión en sí misma, pero ella cumple automáticamente las condiciones de posibilidad de la conciencia de sucesión.”
 
 
            Lo importante aquí es entender que Husserl está tratando de formular el carácter absoluto de la temporalidad de la conciencia. Como vimos en la referencia anterior, el asunto estriba en su cumplimiento, pero todavía eso puede abrir dudas. ¿Qué pasa si mi vivencia temporal o mi flujo absoluto cambia y no se cumple a sí mismo? ¿Fluiría en ese caso? Husserl, claro está, no plantea estas preguntas que estoy escribiendo yo, pero sirven para entender el énfasis del siguiente pasaje:
 
“El flujo de los modos de conciencia no es un proceso; la conciencia del ahora no es ella misma ahora. La retención que existe “junto” con la conciencia del ahora no es “ahora,” no es simultánea con el ahora, y no tendría sentido decir que es así.”
 
 
            Es claro ver en este texto que Husserl, en vistas a la impresión originaria, la cual es considerada como una global sensación primaria, como un modo de conciencia abierto a la novedad o la otredad, redefine el modo con el cual la indagación fenomenológica respecto de la conciencia del tiempo inmanente se establece. El dato absoluto es ahora la forma absoluta, invariante, que, en tanto continuo, funda todo continuo posible. De allí que en este manuscrito diga hacia el final que la sensación entendida como conciencia, y no meramente como contenido inmanente que dura, es no-temporal, es decir, nada en el tiempo inmanente. Husserl finalmente subraya que este asunto de la no temporalidad del flujo absoluto, y con ello de la impresión originaria en tanto conciencia de sensación es extremadamente importante, y quizás la cuestión más importante en fenomenología.
 
¡Hasta la próxima!

 
Con cariño,

 
Verónica Arís

 

Comments

Popular Posts