COMENTARIO A PARÁGRAFO 8 (primera parte)

 
El sonido en el cómo de su aparecer
 
Verónica Arís
 
1.      La unidad toda de la duración
 
El octavo parágrafo es, como he indicado en el sumario, un texto que no corresponde a febrero 1905, sino a 1911. Allí Husserl plantea en el primer párrafo una descripción sucinta respecto de cómo hemos de ir descubriendo la retención. Sin embargo, aquí lo interesante es notar el tipo de interés fenomenológico, el cual ya hemos indicado a propósito del parágrafo 1. El énfasis de este parágrafo 8 está puesto en la cuestión del aparecer fenomenológico de aquello que es vivido, que en este caso es la escucha del sonido. Entonces, pongamos atención al texto pero desde este punto de vista. Ya tendremos oportunidad de discutir las características principales de la retención, que aquí sirve de ejemplo.
 
            Husserl señala en su segundo enunciado de este parágrafo lo siguiente:
 
El sonido comienza y acaba, y a su fin la unidad toda de su duración, la unidad del suceso íntegro en que comienza a ser y acaba de ser, “retrocede” a un pasado cada vez más lejano [“rückt” nach dem Enden in die immer fernere Vergagenheit].
 
 
            Quiero que pongamos atención en algo que es fundamental:
 
(i)                 “la unidad toda de su duración”, y,
(ii)               “la unidad del suceso íntegro”
 
 
Mi pregunta a ustedes es: ¿qué importancia tiene aquí esta señalización? ¿Tiene usted alguna sospecha considerando todo lo que hemos conversado hasta aquí, y contemplando el énfasis de este parágrafo que busca esclarecer el interés fenomenológico en cuanto al “cómo del aparecer” del sonido?
 
A propósito del parágrafo 7 hemos hablado de los dos conceptos de intuición. ¿Se acuerdan? Intuición en sentido estrecho e intuición en sentido ampliado. Hemos dicho que la vivencia presenta ella misma momentos auténticos e inauténticos desde el punto de vista de la donación de los contenidos primarios, de manera que ambos conceptos de intuición han de ser considerados para observar la unidad de la vivencia. Así, la intuición fenomenológica ha de desarrollar ambas. Ya vamos a ver luego cómo esto pueda ser posible. Pero tengamos en cuenta hasta aquí este punto. Hay contenidos dados ellos mismos, y hay contenidos esbozados, proyectados, mentados de manera vacía. Y ambos tipos de contenidos van configurando la unidad de sentido que es vivida. ¿Cierto? Ok. Entonces, la cuestión está ya de algún modo dicha. La unidad que es vivida es el otro polo que hay que considerar, y que aquí en esta segunda aserción de Husserl en este parágrafo 8 toma una función clave. A saber, algo se me dona en el cómo de su aparecer cuando observo los momentos auténticos e inauténticos que participan en la configuración o constitución de la unidad que es vivida. La unidad que es vivida, como ya sabemos, es en este caso la duración de una melodía, e incluso la duración del tono. Entonces, la unidad que es vivida ya es una totalidad de momentos sucesivos que se imbrican unos en otros de acuerdo a una cierta estructura de sentido que dona la identidad de esa duración que es vivida, por ejemplo, la canción “un gorro de lana”. La unidad que es considerada es la canción, y lo que se analiza son los modos con los que aparece el devenir de los momentos propios de la canción, y que están pre-delineados por la estructura de identidad que define esa canción con esos acordes, esa melodía, ese ritmo, etc. En el suceder de la melodía se va cumpliendo sucesivamente los diversos momentos de esa unidad, que sólo puede ser vivida en su suceder, y no en todos sus momentos a la vez. Por decirlo así, debo ir haciendo el recorrido, paso a paso, secuencia a secuencia. Entonces tenemos por un lado el polo de las multiplicidades de contenidos o momentos auténticos e inauténticos que se van desarrollando en este recorrer la melodía, y por otro, tenemos la unidad de la melodía “un gorro de lana” como entidad estante que abraza todas las variaciones.
 
Lo mismo sucede si prestamos atención a un tono. Presiono la tecla “sol” en el piano, y de pronto el tono aparece y de a poco se va disipando en volumen hasta desaparecer. Pero en toda esa escucha del tono que va desde el esperado aparecer (porque yo misma presioné la tecla) hasta su progresivo desaparecer, vivo la misma identidad de la nota “sol”. Por tanto, vivo los modos del aparecer de la nota “sol” en una sucesión que podríamos dibujar como gradiente decreciente de volumen (ojo que aquí estamos describiendo este desaparecer en cuando contenido primario que es efectivamente dado a la impresión, no confundir con la función de la retención).
 
Sea en el caso de la melodía, sea en el del tono, yo vivo simultáneamente momentos  donde el contenido primario se está dando efectivamente, y contenidos inauténticos donde se esbozan las estructuras de sentido que permiten establecer la unidad “un gorro de lana” o en el segundo caso “la permanencia decreciente de la nota sol”. Entonces tenemos, como dijimos respecto del parágrafo 7:
 
-          La actual y efectiva presentación del contenido inmanente como dado él mismo en el “ahora” (que correspondería a la intuición en sentido estrecho).
 
-          Y, simultáneamente, los momentos no-presentativos pero actuantes y orientadores de la vivencia. Entre estos tenemos, por un lado, el momento del continuo de las figuras de lo recién sido, y, por otro, el momento de las figuras que se proyectan como expectativa, motivando las síntesis de cumplimiento (que correspondería a la intuición en sentido ampliado).
 
 
 
2.      Retomando el rol de la percepción anteriormente indicado
 
Por otra parte, en el contexto del parágrafo 7, hemos señalado dos grupos de leyes. Estas observaciones a las leyes nos han permitido ordenar de qué modo la fenomenología se abre paso desde la visión metafísica moderna de las posibilidades de indagación de la vida de conciencia hacia  el descubrimiento de la fenomenología misma. Y hemos visto a su vez que la percepción ocupa un rol muy importante para el método fenomenológico. La percepción en términos generales es el complejo de actos que aprehenden algo como presente. Y sabemos que no todos esos actos que configuran la percepción de eso que percibimos son actos que nos aportan contenidos primarios dados ellos mismos. Por ejemplo, hay algo como dado ahora, pero las diversas síntesis de identificación, que son parte de la percepción, establecen la unidad de lo percibido mediante presentificaciones – aunque claramente a la base de lo que sí se está presentando. Y si ello lo observamos en una secuencia o duración, la participación de actos presentantes y no presentantes se hace incluso más explícita. Mientras yo voy caminando alrededor de esta mesa voy presentificando los escorzos que inmediatamente veré, y mi impresión va a ir descubriendo minuto a minuto si mis recientes presentificaciones fueron acertadas o no y en qué grado. De esta manera, se hace comprensible la cuestión siguiente: la percepción conjunta –percepción modificada o percepción fenomenológica- de aquellos actos que están en juego en la percepción de una sucesión es la que devela la estructura temporal de dicha percepción de sucesión, haciendo que aparezca como dada en el mismo “ahora”.[1] Siguiendo esto, hemos dicho que si la percepción es ella misma definida como complejo de actos que aprehenden el objeto como presente él mismo, dado él mismo ahora, esa otra percepción que percibe dichos actos perceptivos, en tanto dados ellos mismos a la intuición fenomenológica, habría de ser simultánea.[2] De suerte que la simultaneidad en Husserl claramente pasa por otro lado que en el caso de Brentano. Es decir, pasa por la posibilidad fenomenológica misma.
 
 
 
            Y hemos dicho también, que este complejo de actos que conforman lo que llamamos percepción, se configura noéticamente en virtud de un nexus, o relación. ¿De qué tipo es esta relación? Aquí debemos afinar el ojo y ver la correlatividad de la relación. La relación es forjada a partir de modos de aprehensión del objeto, esto es, modos de aprehensión como la identidad, la igualdad, similitud, diferencia, etc. Cuando yo percibo algo en tanto que algo, lo percibo en su unidad e identidad. Yo vivo perceptivamente esta mesa, y la entiendo como mesa, mi mesa, la mesa que siento táctilmente ahora, que veo ahora, que escucho al golpearla, etc. Vivo esta mesa y confirmo lo que entiendo de ella en el constante vivirla. La mesa no sale volando por su propia autonomía. Por tanto confirmo que es un útil inanimado, pero que eventualmente puede sufrir alteraciones provenientes de causas externas, por ejemplo, si la empujo, o si incluso sucediera que hubiese una intervención electromagnética que la elevara desafiando la gravedad con la que suelo vivirla. Pero, sea el caso, sigo viviendo la mesa, dentro de un marco de categorías que se siguen confirmando, y busco las nuevas causas posibles de ese cambio de comportamiento. Desarrollo así nuevas tesis confirmables acerca de la mesa y sus posibilidades a raíz de lo observado, de esas impresiones que actualmente se escapan de toda presentificación posible hasta ahora para mí.
 
Entonces, ¿qué tipo de simultaneidad es la que va descubriendo Husserl? Es una simultaneidad constitutiva de la unidad objetiva vivida. Yo vivo la melodía de “un gorro de lana” pero la vivo en su suceder, en el cumplimiento de las distintas estrofas, de su melodía, su ritmo, etc. La simultaneidad está en la participación de diversos momentos de autenticidad e inautenticidad en el punto ahora, pero que siempre están en vistas a un mismo polo de identidad: “un gorro de lana” que dura tanto como la canción misma. ¿De qué se trata la vivencia de la identidad? ¿De qué se trata la descripción fenomenológica que tiene a la vista al mismo tiempo distintos ángulos de la vivencia? ¿Cómo se establece la descripción fenomenológica?
 
            Dice Husserl en 1893:
 
Mientras este acto dura, su unidad permanece preservada, incluso si el contenido –y, junto con él, el acto también en cierto respecto- variase y cambiase de momento a momento.[3]
 
 
 
3.      La simultaneidad de actos auténticos e inauténticos en la percepción de la duración requiere la conciencia de cumplimiento-completitud-terminación
 
Entonces, ¿qué es lo que relaciona la complejidad de actos presentantes y no presentantes de contenidos primarios con la identidad que es vivida? Esta relación es la síntesis de cumplimiento, completitud, o si se quiere de terminación. Síntesis que tiene a que la unidad vivida se complete, se muestre íntegramente, se plenifique en sus diversos aspectos, etc.
 
            ¿Qué significa esta síntesis de cumplimiento que es advertida como conciencia de cumplimiento? En la escucha de la melodía o bien del tono, Husserl propone mirar la estructura intencional de la experiencia. Esa estructura intencional mienta el sistema con el cual lo vivido se haya orientado hacia su cumplimiento, plenificación, completitud, terminación, etc.  Así, lo que se ha de ver es que la multiplicidad de actos perceptivos mientan la unidad objetiva identificada mediante un sistema que la cumple o plenifica de cierta manera. En otra palabras, y observando el asunto de modo estático, la cuestión está en que es el sistema de cumplimiento el que nos va a ir mostrando cómo es el objeto mentado y en qué grado de claridad lo estamos mentando. Si lo vemos en un objeto que dura, como la melodía, es el sistema de cumplimiento el que nos va a mostrar qué es lo que escuchamos, las diferencias entre lo que escuchamos y la identidad mentada, el grado de claridad con el que escuchamos la melodía, etc. Podemos escuchar una sinfonía en el teatro, escuchar un vinilo de la misma sinfonía, o bien un mp3 desde el computador, o bien escuchar a alguien tarareando la misma melodía. Inmediatamente vamos a reconocer la melodía, las diferencias o particularidades de lo que estamos escuchando respecto de la identidad de la melodía, y cuan distinguibles se donen los diversos movimientos dependiendo de la resolución el sonido, etc.
 
            En esta conciencia de cumplimiento que identifica o reconoce de lo percibido actualmente la similitud y diferencia con la identidad ideal mentada como unidad objetiva, se van mostrando los niveles de síntesis de cumplimiento y posteriormente entonces las funciones estructurales de la temporalidad inmanente. Se reconocerá en primer lugar si la persona que tararea, por ejemplo, desafina o se salta una parte de la melodía. O bien si el disco de vinilo está rayado o no, alterando la melodía que esperamos escuchar. En este sentido, de buenas a primeras, constatamos que nuestra experiencia está en vistas al futuro. Estamos de cara a lo que vendrá según una cierta expectativa, que no es una apertura informe, sino en algunos casos más específica que otras. De manera que la expectativa va certificando de alguna manera la continuidad de la duración que se está viviendo. A veces, mediante una dirección uniforme, otras, mediante una progresión, o una variación que conserva la complejidad de su orden o figura, o mediante armonías, y asuntos semejantes. Por lo tanto, parece más o menos claro que cuando escuchamos una melodía, y sobre todo una que hemos conocido ya, tenemos a disposición una expectativa que pre-indica una figura, o varias figuras posibles, las cuales buscamos satisfacer en el futuro momento “ahora”, es decir, en los sonidos que están por ser oídos.
 
            Esta expectativa como boceto o figura de lo por venir, se hace aún más clara y distinta, cuando no podemos satisfacerla en la impresión siguiente. Nosotros no “tenemos” el futuro. Pero nosotros tenemos la figura de lo que posiblemente podemos satisfacer en el futuro. ¿Cierto? Pongamos el caso de que alguien canta en la ducha y desafina. Escuchamos a la persona cómo sigue una melodía, que nosotros reconocemos, y que nos causa cierta gracia. Mientras la escuchamos con cierto pudor y risa, corroboramos la identidad que esa persona mienta con la identidad que nosotros mentamos, porque podemos hacer mentalmente el recorrido de esa persona. Pero de pronto la persona desafina. E inmediatamente vivimos la frustración del incumplimiento del tono preciso, o del verso que correspondía, etc. Allí se nos presenta con evidencia cómo vivimos las figuras y cómo ellas se relacionan con lo que se da concretamente como contenido primario en el ahora. Yo me percato que la persona desafinó, que no cumplió la figura. De manera que la unidad de la melodía que es mentada y oída se manifiesta en su modo de aparecer, mediante las complejas relaciones de similitud y diferencia que no sólo definen las singularidades de cada momento en la estructura estática de la melodía estableciendo su secuencia, sino también en cuanto al grado de cumplimiento que la vivencia presente ofrece a la unidad mentada.
 
 
¡Hasta la próxima!
 
Con cariño,
 
Verónica Arís
 



[1] N°20, Hua X, p. 190.
[2] N°20, Hua X, p. 190.
[3] N°1. Hua X, p. 137.


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