CLASE 18

 
 
 
Estructura metafísica del Psicoanálisis de Sigmund Freud
 
Parte 2
 
 
La fundación a fortiori del psicoanálisis en “hechos fisiológicos”
 
*Aspectos pendientes 05
 
(Psicología empírica en Brentano)
 
 
M. Verónica Arís Zlatar
 
 
 
Estimados alumnos,
 
La clase pasada hemos leído a paso veloz casi todo el capítulo de Brentano. Por un lado, hacerlo así es algo muy bueno porque de un solo golpe podemos ver el discurrir del texto. Pero, por otra parte, podemos pasar por alto cuestiones fundamentales que nos permitan entrar en la claridad fenomenológica misma, cuestión que es nuestro propósito. En este sentido, detenernos en las cuestiones relevantes de la representación en Brentano nos aclarará el camino a seguir tanto con Husserl como con Freud. La discusión con Meyer del parágrafo tercero voy a dejarla para más adelante cuando retomemos el texto de Zahavi.
  
 
Aspectos a considerar de la estructura epistemológica de acreditación que plantea Brentano
 
En el cuarto parágrafo Brentano abre su estudio a una posibilidad que parece despegarse del camino previamente trazado, ya que va a considerar la posibilidad de definir al fenómeno psíquico de un modo negativo. ¿En qué sentido? En el sentido de que Brentano va a considerar ahora si el fenómeno psíquico puede definirse según su espacialidad o su participación en el espacio, es decir, si se puede atribuir al fenómeno psíquico algún tipo de ubicación.
 
Si lo pensamos detenidamente éste es el comienzo de una revolución fenomenológica respecto de la tradicional distinción entre inmanencia y trascendencia. Podría pensarse que el fenómeno psíquico se encuentra “dentro” de nosotros, mientras que el fenómeno físico parece estarlo “fuera” de nosotros. Pero, ¿en qué sentido entonces podemos hablar de inmanencia y trascendencia si no hay unanimidad respecto de la locación ni de uno ni de otro? Y más aún ¿por qué nos es tan fácil utilizar la metáfora de la espacialidad para distinguir el uno del otro en nuestro lenguaje cotidiano?
 
Volviendo a Brentano, claro es que su posición a este respecto, más alá del capítulo que estamos trabajando ahora, es muy inestable. Por una parte, en lo que hemos leído Brentano busca desprenderse de este par de opuestos, pero por otra todavía se halla preso de los problemas epistemológicos de la modernidad. El sistema de legitimación se funda justamente en los límites del problema de la locación, la proximidad, y el carácter indicial o de índice del conocimiento.
  
Pero revisemos lo que hemos leído. Brentano en este cuarto parágrafo explica que todos los fenómenos físicos tienen extensión y una determinación local en el espacio. Lo contrario, dice él, pasa con los fenómenos psíquicos como pensar, querer, etc., los cuales aparecen desprovistos de extensión y situación en el espacio[1]. Sin embargo, Brentano observa que aquí surgen varios conflictos que pugnan esta definición de uno y otro lado, por lo que, tras la exposición de argumentos que por una parte defienden la existencia de fenómenos físicos inextensos, como también, por otra, la de fenómenos psíquicos extensos, el autor decide retroceder, señalando que la contienda sobre si ciertos fenómenos psíquicos y físicos aparecen extensos o no, revela que el carácter indicado –el de la extensión y locación como distintiva de los fenómenos físicos, por sobre los psíquicos– no basta para la distinción clara del fenómeno psíquico.[2]
  
Pregunta para nosotros: ¿Por qué Brentano prefiere determinar negativamente el fenómeno psíquico como “in-extenso”, y no recurre a la determinación temporal del fenómeno, sobre todo si lo subraya en cuanto “acto” de representar?
  
 
 
Acerca de los caracteres de actos y la temporalidad en Brentano
   
Estas conclusiones respecto de la in-existencia intencional, en virtud de las cuales el concepto de representación ha tomado preponderancia en cuanto a su carácter de acto, que hemos reconocido como forma,  nos inducen también  a proponer  una serie de interrogantes en torno a si es posible una relación entre la esencia misma de  estos caracteres de actos, y el sentido temporal que reconoce Brentano para su teoría. Ello, principalmente,  con el objetivo de consolidar dichas conclusiones.
 
Para el presente estudio, nos serviremos de los escritos  adjuntos en la segunda parte de la traducción de Maurice de Gandillac, específicamente en aquellos textos suplementarios pertenecientes  al tercer segmento titulado Conciencia sensible y noética, cuya fecha de escritura reconocida data entre 1914 y 1917, aunque sabemos, por intermedio de Husserl, en su obra Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente, que dichos desarrollos ya habían sido dados a conocer en sus clases con anterioridad a 1904, momento en el que escribe Husserl esta obra, lamentando en ella que hasta ese entonces Brentano no los haya publicado todavía[3]. También nos apoyaremos para este estudio en la crítica que hace Husserl en esta obra a la carencia de estudios temporales respecto de los caracteres de actos, crítica que nos ha impulsado con anterioridad a determinar estos caracteres de actos como forma y no como actos en acto, en el sentido de que pudiésemos deducir su constitución.
 
Nuestra inquietud por constatar un posible vínculo entre carácter de acto y el sentido temporal o factor temporal en el pensamiento de Brentano, es expresado por Husserl en una pregunta que nos interpreta plenamente:
 
¿Pertenece –el factor temporal- al carácter del acto como diferencia que le fuera esencialmente propia, o a los contenidos aprehensivos, tales como los contenidos sensibles que se dan cuando observamos, por ejemplo, colores y sonidos en su ser temporal?[4]  
 
En este pasaje Husserl asevera con fuerza que Brentano no distingue entre acto y contenido, ni entre acto, contenido aprehensivo y objeto aprehendido.[5] Si consideramos dicha sentencia en el marco de la discusión en torno al origen del tiempo, tenemos que lo que Husserl busca señalar es que, dentro del planteamiento en torno a la temporalidad, el tiempo parece ser contemplado por Brentano solamente de acuerdo al ámbito de los contenidos aprehensivos.
 
Para Husserl esta cuestión es clave, ya que argumenta que los caracteres o factores temporales no solamente los encontramos en los contenidos aprehensivos, o primarios, sino también  en los objetos aprehendidos y en los actos aprehensivos.[6]
 
Pero pensemos lo siguiente: ¿Es pertinente pensar que esto ocurre en la teoría brentaniana por algún motivo epistemológico, es decir, que en lo que respecta a la psicología como ciencia, la cual debe establecer sus leyes de coexistencia y sucesión psíquicas, el tiempo nada más será estudiado en este estrecho ámbito?
 
Hacemos esta contra-pregunta porque no es prudente olvidarnos de las conclusiones que hemos desarrollado con anterioridad.  El pseudo-escepticismo (porque sólo se establece para la delimitación del campo de la psicología) respecto del modo de darse del mundo de las cosas hace imposible para Brenano que la psicología como ciencia enfoque sus estudios en los caracteres de coexistencia y sucesión de las cosas que están en el mundo, como también del mundo mismo. Esto por una parte. Y por otra, el rigor metodológico al que se somete la teoría brentaniana respecto de la garantía de la amplitud de sus estudios, en virtud de la inducción, impide que los estudios psicológicos puedan dirigirse a un ámbito más general que el que pueda proveer la propiedad de in-existencia intencional de los fenómenos psíquicos. En consecuencia, podemos interpretar que el estudio del tiempo toma un lugar bastante estrecho en el pensamiento de Brentano debido al específico campo al cual la psicología como ciencia debe dirigirse.
 
Ahora bien, desde un punto de vista sistemático de nuestra lectura, si nos dirigimos a lo que dice propiamente Brentano, existen en los apartados suplementarios ofrecidos por Maurice Gandillac  varios pasajes en los que el autor desarrolla sus planteamientos en torno al tiempo bajo el título Conciencia sensible y noética que data entre los años 1914-1917. El primero de ellos se encuentra en el contexto de la percepción,  y el segundo en el contexto de la abstracción. De acuerdo con la exposición que hace Husserl acerca del origen del tiempo en el pensamiento de Brentano, vamos a ir revisando aquellos pasajes  de los apartados ofrecidos por Gandillac  que parecieran fundar la clara y sucinta exposición husserliana, la cual sintetiza en una unidad la teoría que en los textos mismos se observa fragmentada.
 
 
El tiempo en el contexto de la abstracción, en Brentano
 
De acuerdo a la premisa de que las ciencias estudian los continuos de coexistencia y sucesión de sus objetos, y considerando a la psicología como una ciencia autónoma que tiene su propio campo de objetos, revisemos los textos de Brentano que versan acerca del tiempo en el contexto de la abstracción. El autor comienza sus estudios del tiempo remontándose al reconocido planteamiento de San Agustín en sus Confesiones:
 
¿Qué es el tiempo? Si no me lo pregunto, la cosa parece clara, pero si me lo pregunto, yo no puedo responderla.[7] 
 
Con el impulso que le proporciona esta cita, Brentano da curso a una incipiente distinción entre espacio y tiempo. Señala que ambos, espacio y tiempo, son dos continuos diferentes. Mientras el continuo del espacio se caracteriza por  la coexistencia de sus elementos, de los cuales ninguno toma mayor carácter de existencia que otro, el continuo del tiempo se caracteriza por la sucesión, donde la existencia anterior excluye a la posterior e inversamente, y es por este motivo que el mismo movimiento continuo  del tiempo toma la condición de límite de existencia para los momentos temporales. El único momento temporal verdaderamente real es el presente.[8]
 
Ahora bien, Brentano describe el espacio, de la siguiente manera. Por una parte, el espacio es una cualidad sensible, dada en la percepción exterior,  cuya abstracción contribuye a considerar las determinaciones propiamente espaciales, y de este modo concebir el espacio general, el cual es definido como una relación de coexistencia y de distancia mutua de las partes que lo constituyen.
 
Pero con el tiempo sucede algo distinto, dice Brentano. Como existe la tesis de que las determinaciones temporales no sólo afectan a los cuerpos, sino también a lo incorporal, y esto corresponde a lo que Brentano ha determinado como fenómeno psíquico, el autor se ve en la dificultad de rescatar de este ámbito temporal a la percepción  interna, en un estudio que busca discernir qué parte de lo incorporal se encuentra sujeta a la temporalidad, y que parte no es afectada por ella.
 
A partir de aquí Brentano señala que algunos filósofos han admitido precisamente que el tiempo constituye el signo propio del sentido interno, y que el placer y el dolor, los cuales evidentemente son fenómenos de orden psíquico, aparecen como durables. Pero si Brentano accediera a estas consideraciones, su teoría fracasaría, ya que de considerar el placer y el dolor como fenómenos psíquicos durables, la evidencia obtenida de la experiencia interna, evidencia que, como hemos visto, yace en el inequívoco aparecer de los fenómenos psíquicos tal y como aparecen, también tomaría dicha determinación temporal, cuestión que pone en tela de juicio la apodicticidad de esta experiencia fundamental para la psicología.
 
De este modo, Brentano aparta estas consideraciones, y señala un cierto ámbito tanto de la percepción externa como de la interna, como libres o independientes de toda determinación temporal especial[9].  Así, quedan libres del peligro de la determinación temporal los caracteres de actos propiamente tales, y lo que concretamente es modificado por los caracteres temporales es entonces el ámbito de los objetos inmanentes. Así tenemos entonces que el tiempo es un continuo, cuyo carácter primordial es la sucesión, carácter que atañe a los objetos inmanentes exclusivamente.
 
Pregunta para nosotros: ¿Ven lo que va sucediendo entre donación y teorización, entre patencia y necesidad? Es importante que leamos muy alertas, atentos a cómo se va modelando el pensamiento y su forma, y despiertos a exigir de qué manera podemos acercarnos más a la autenticidad de lo que se muestra tal y como se muestra.
 
 
 
El tiempo en el contexto de la percepción, en Brentano
 
Además, el continuo del tiempo es también expuesto por Brentano en los textos suplementarios que tratan de la percepción. Allí, Brentano ofrece dos posibilidades de percepción, a saber, o bien de algo que se mueve o cambia, o bien de algo en reposo. Tanto para percibir el movimiento como para percibir el reposo, necesitamos de un continuo de modos temporales que se sucedan unos a otros de manera asociada,  ya que de lo contrario no podríamos relacionar un estado anterior con el estado presente de aquello que observamos. De tal suerte que Brentano asevera que tanto el movimiento como el reposo implican igualmente una sucesión de modos temporales.[10]
 
Pero ¿cómo es que dichos momentos consecutivos de percepción se asocian?
 
Un poco más adelante de la referencia recién especificada, Brentano apela a la proteresthesis. Tanto para sensaciones que cambian como para aquellas que se prolongan, se produce inmediatamente luego de percibidas una proteresthesis del mismo tipo. De esta manera podemos llegar de la sensación percibida a la identidad de una duración, es decir, a la impresión de una realidad que se prolonga[11].
 
Ahora, esta esthesis que pasa a ser proteresthesis, no pierde ninguna categoría ni determinación específica, tampoco la intensidad, con la que era esthesis (impresión sensible o sensación). La diferencia esencial entre ambas entonces radica en la modalidad con la que adquieren su objeto. La esthesis lo adquiere directamente, la proteresthesis gracias a la esthesis recién pasada, y ambas a su vez continúan modificándose a través del continuo de las modalidades temporales.[12]
 
Husserl, por su parte, comienza su exposición respecto del origen del tiempo en Brentano con una sentencia que nos revela de manera sucinta el panorama de esta discusión:
 
Brentano cree haber encontrado la solución en las asociaciones originarias, en el nacimiento de las representaciones mnémicas inmediatas que por una ley inexorable se conectan, sin ningún intermediario, a las respectivas representaciones perceptivas.[13] 
 
Husserl explica que, cuando percibimos, no lo hacemos en el modo de una sucesión inconexa de momentos presentes, sino que aquello percibido se mantiene de algún modo presente durante un tiempo, aunque no sin modificarse. Dice:
 
A cada representación dada se vincula, por naturaleza, una serie continua de representaciones, cada una de las cuales reproduce el contenido de la anterior, aunque de tal modo que reviste a la nueva siempre con el momento de pasado.[14]
 
Esto a modo de ejemplo significa que cuando percibimos una melodía, y oímos un sonido nuevo, el anterior  no ha desaparecido sin dejar huella, y es esto lo que nos permite ser capaces de notar las relaciones que siguen en el curso de esta melodía. Si ello no fuere así no oiríamos melodías, sino intervalos de sonidos inconexos.
 
Ahora, esta huella no es permanente, por el contrario, cada experiencia recién pasada va progresivamente modificándose en virtud de un alejamiento del presente, como si fuese empujada hacia el trasfondo del tiempo, esto es, desde un pasado muy cercano a un pasado cada vez más lejano. Ello permite también percibir la melodía como melodía, ya que de lo contrario, si todos los sonidos se mantuviesen de algún modo conscientes percibiríamos probablemente un solo acorde de sonidos simultáneos y disarmónicos.
 
Husserl acusa en este punto a la fantasía [Phantasie] como productora de las representaciones temporales[15]. Señala que al pasar a la fantasía la sensación recibe el carácter temporal constantemente variable, de modo que el contenido parece de momento a momento empujado cada vez más hacia el trasfondo. Pero este ir hacia el trasfondo no es percibido en cuanto tal. Husserl observa en Brentano que lo verdaderamente percibido es solamente el instante actual de sensación, y no la duración en cuanto tal de dicha sensación,  motivo por el cual  Husserl concluye que Brentano niega la percepción de la sucesión y la alteración, explicándola tan sólo como una ilusión que viene de la vitalidad propia de la asociación originaria.[16]
 
De hecho,  podemos ver en el apartado suplementario titulado La conciencia del tiempo absoluto y sus especies, que Brentano admite que  la diferencia específica de los momentos temporales del tiempo sucesivo radica en la inferencia que obtenemos de la existencia necesaria en nosotros de diferencias sustanciales específicas, sin por ello percibir ninguno de los modos temporales en cuanto tales. Señala que nosotros tan solo constatamos simplemente la diferencia entre lo que se nos aparece como presente, como pasado y como futuro más o menos lejano[17], pero no  percibimos este tránsito de modo directo. 
 
 
 
Sobre la reflexión y la rememoración en cuanto orden temporal, en Brentano
 
Ahora bien,  sabemos entonces que para Brenano el tiempo es un continuo sucesivo de representaciones mnémicas que alteran, nada más que de acuerdo a esta modalidad, los objetos inmanentes, sin que esta alteración pueda ser percibida de modo directo por nosotros, sino tan sólo constatada posteriormente.  Esta situación descrita dibuja lo que sucede en nuestra atención al presente, lo que lleva a preguntarnos consecuentemente cómo explica Brentano nuestra rememoración o reflexión respecto del pasado. Por una parte, el autor observa que nada puede ser pensado como pasado si nosotros no pensamos simultáneamente  otra cosa como presente. En este sentido, el modo con el que nos dirigimos tanto a lo pasado como a lo futuro se destaca por su modo oblicuo, mientras que lo que se encuentra como presente siempre se identificará con el modo directo. De esta manera, la duración es determinada de acuerdo al alejamiento del presente que va poco a poco desplazándose hacia el trasfondo del cada vez más lejano pasado, sin perder de vista el nuevo presente que se renueva constantemente.[18]
 
Tenemos entonces que presente, pasado y futuro se encuentran íntimamente asociados por este continuo de representaciones temporales. Pero ¿cuál es el límite que determina lo que es presente, y aquel presente que comienza a hacer el tránsito hacia el trasfondo del pasado, en otras palabras, cuál es el límite real del continuo temporal? Para Brentano en principio los predicados modificadores del tiempo son irreales, ya que el único momento real es aquel cuya determinación es el “ahora”. Admite que el paso a un estado pasado de un estado presente marca un límite entre un estado y otro, sin embargo las diferencias entre ambos, en este acoplamiento, pueden ser infinitesimales, diferencias que nos muestra la percepción interna a partir de la intuición del tiempo[19]. Husserl observa a raíz de esto que, de ser así, el ahora real se tornaría ahora siempre irreal, por lo que concluye sintetizando del modo siguiente:
 
[…] a todo devenir y perecer que se efectúa en el presente, se vinculan determinaciones temporales de cualquier especie, en cierto modo como consecuencia necesaria; pues todo lo que es, como consecuencia plenamente evidente y comprensible de que es, será pasado; y, por otra parte, todo lo que es, a consecuencia de que es,  es algo pasado futuro o pasado por venir.[20]
 
Efectivamente, el contenido mismo que hace el tránsito permanece invariable en la medida en que conserva su estadio de presente.
 
En el siguiente gráfico, que transcribimos de los textos de Brentano[21], se observa cómo el carácter de pasado es otorgado por las líneas diagonales que vinculan a la percepción interna con el contenido inmanente proveniente de la visión de un objeto exterior, contenidos que se encuentran en la línea de la temporalidad, despejando de toda duda que la percepción interna pueda integrarse a dicha determinación. Dice Brentano, en una nota al pie, que toda visión, aunque sea del pasado, aparece como presente, sin que ella sea de ningún modo un fenómeno psíquico. Así vemos en el esquema  que el continuo del tiempo es representado por la línea horizontal que comparten V1, V2 y V3, que el presente está representado por la línea que va de V1 a J, percepción interna, y que  el pasado es representado  por la línea que va de V3 a J.  La evidencia de la percepción interna se limita exclusivamente al presente. Ella observa cómo V1 es a la vez punto de partida para V0,  y punto de llegada tanto para V2, como para V3. Podemos ver también, a partir de este esquema, cómo se presenta la simultaneidad entre presente y pasado o futuro, descritos anteriormente como modalidades de dirección oblicua.
  
 
Fig. 2.    Esquema que sintetiza la relación entre la percepción interna y el contenido inmanente de una sensación visual modalizada temporalmente.
 
 
 
La crítica de Husserl respecto del esquema del tiempo en Brentano
 
Luego de esta exposición positiva del origen del tiempo de acuerdo al pensamiento de Brentano, Husserl ofrece un esquema sintético acerca de su punto de vista crítico respecto de lo anteriormente expresado. Cinco aspectos son criticados por Husserl, de los cuales el que más nos interesa es aquel que hemos esbozado al comienzo de este apartado, y que toma lugar como tercera crítica en el orden de los argumentos que expone Husserl. Veamos las distintas críticas y discutamos en torno a ellas el sentido que encubren de la modernidad, y hacia dónde apunta Husserl, que en este momento está descubriendo el campo de la fenomenología
 
La primera crítica se enfoca en delatar los supuestos trascendentes de los que depende esta teoría. Supuestos trascendentes significa para Husserl aquellas conceptualizaciones que no se están donando con evidencia de manera actual al espectador trascendental, pero que sirven para interpretar las funciones o las leyes implícitas de algún fenómeno. Lo peligroso para Husserl de usar supuestos trascendentes estriba en que a través de ellos se cuela un sinnúmero de creencias y dogmatismos que tergiversan la auténtica donación de lo que efectivamente se muestra. De allí que la abstención del juicio a través de la epojé, sea algo reiteradamente perseguido por Husserl para la fenomenología. En el caso de Brentano, uno de los supuestos trascendentes se observa en la inestabilidad de la observación psicológica descriptiva de este período. Hay en este respecto no un abierto dejar que el ser conciencia se manifieste, sino un “tiene que” que asume como legítimo de fundamentación ciertas formas tradicionales de interpretación temporal.
 
La segunda crítica refiere a la no distinción entre fantasía del tiempo y percepción, que sin lugar a dudas Brentano no debía haber ignorado.  Lo que nos corresponde aquí es conocer la definición que aporta Brentano respecto de la percepción, y que estudiaremos dentro de poco. Pero tengamos en cuenta que para Brentano hay una conciencia primera y una conciencia segunda. Y esto desde 1874. De hecho, la posibilidad de la percepción interna se encuentra establecida por las cualidades de la percepción interna como conciencia segunda. Ahora bien, conciencia primera y conciencia segunda son para Brentano inseparables. Lo interesante y que debemos observar bien es lo que sigue:
 
Luego de hablar de la inseparabilidad de la conciencia primera y segunda, donde la percepción del objeto primero es acompañada inmediatamente por la percepción del objeto segundo correspondiente, Brentano define por acto perceptivo el conocimiento inmediato y evidente respecto de una realidad de hecho.
 
En cuanto a  la fantasía, carecemos de referencias claras. Lo que sí sabemos es que, en torno al continuo del tiempo, tan sólo podemos constatar de que la fantasía sucede a través de las diferencias de hecho que sufre el objeto inmanente, a partir de lo cual los estudios en torno al origen del tiempo corresponden a inferencias deductivas respecto de su génesis, y no a partir de una percepción directa de cómo sucede.
 
La tercera crítica es la que hemos citado con anterioridad, y que devela que Brentano no distingue, en relación con el origen del tiempo, entre: acto, contenido aprehensivo y objeto aprehendido, lo cual es materia de trabajo para Husserl en la quinta investigación lógica.
 
La cuarta crítica apunta a poner en tela de juicio la posibilidad de percibir simultáneamente los diversos momentos que invariantes de su ser presente, han asumido el carácter de pasado gracias a las representaciones mnémicas, considerando al mismo tiempo que el carácter sucesivo del tiempo excluye la simultaneidad.
 
Este punto es bastante complejo, porque evidencia una radical diferencia entre ambos autores.  Sin lugar a dudas, y como hemos visto, el pensamiento de Brentano admite dos simultaneidades que Husserl,  como veremos más adelante, se encuentra lejos de aceptar.
 
En primer lugar vimos cómo la percepción interna es una percepción subordinada al acto intencional que mienta un objeto de primer orden. De acuerdo con esto, la percepción interna no es un movimiento retroactivo autónomo, sino que acompaña toda experiencia consciente. Luego, hemos visto que la percepción interna puede percibir en simultáneo distintos momentos temporales, y cómo se van desplazando hacia el trasfondo. Brentano argumenta, como ya hemos citado, que aquello que pensamos como pasado no va sino de la mano de aquello que pensamos como presente. Esta simultaneidad puede darse porque la percepción interna, así como cierto ámbito de la percepción externa, se encuentran libres de toda determinación temporal. Ahora, y aquí hay que estar alertas, lo que no puede darse en Brentano, es que haya simultaneidad en el continuo temporal mismo, que corresponde, como sabemos, al específico ámbito de las objetividades inmanentes.
 
Y finalmente, la quinta crítica da cuenta de lo dudoso que parece ser la no-realidad-inmanente de lo pasado. Husserl observa que todo el dominio de las asociaciones originarias es una vivencia presente y real-inmanente. Sabemos que en Brentano el único momento real es el presente, por su conexión directa con el mundo de las cosas. Pero  esta conexión es una inferencia que pende del supuesto trascendente de la existencia de mundo. Aquí el supuesto trascendente confunde un poco las cosas. Por otra parte, como se observa en el parágrafo 6 del capítulo que hemos leído de la distinción de los fenómenos psíquicos y físicos, el carácter real está dado por la apodicticidad/evidencia de lo que se muestra (para Brentano apodicticidad y evidencia van juntos), y en este sentido real tan sólo corresponde a los fenómenos psíquicos y a la percepción interna. De esta manera lo pasado, lo presente y lo futuro, en tanto que son representaciones temporales que se unen a los objetos inmanentes intencionados, no tienen por sí mismos garantía de realidad, porque no podemos percibirlos en dicha asociación continua.
 
___________
 
Creo que debemos dejarlo hasta aquí por hoy, porque hay mucho qué pensar:
 
¿Puedo yo examinar con mayor detalle la temporalidad de mi propia vida psíquica? ¿Puedo constatar con evidencia algo más que Brentano? ¿De qué modo Husserl podría eventualmente orientarme para abrirme paso a una investigación aperceptiva de mayor claridad y distinción?
 
Muchos saludos,
 
Verónica Arís Zlatar
 



[1] Brentano, Psicología (2), p. 26.
[2] Brentano, Psicología (2), p. 30.
[3] Husserl, Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente, pp. 49 y 50.
[4] Husserl, Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente, p. 64.
[5] Husserl, Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente, p. 63.
[6] A raíz de este diagnóstico husserliano en el que determina que los caracteres de acto, para Brentano, no son atravesados por los factores temporales, nosotros nos hemos visto en la necesidad de nominar a estos actos como formas materiales inmanentes, y no como actos en acto. Esto principalmente para destacar el alcance de los actos en Brentano, que no corresponden, por cierto, al alcance que ya tienen los actos en Investigaciones Lógicas de Husserl.
[7] Brentano, Psychologie, p. 426.
[8] Brentano, Psychologie, p. 427.
[9] Brentano, Psychologie, p. 428.
[10] Brentano, Psychologie, pp. 384 y 385.
[11] Brentano, Psychologie, p. 389.
[12] Brentano, Psychologie, p. 391.
[13] Husserl, Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente, p. 57. La cursiva responde al entrecomillado original de Husserl.
[14] Husserl, Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente, p. 58.
[15] Husserl, Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente, p. 58.
[16] Husserl, Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente, p. 59 y 60.
[17] Brentano, Psychologie, p. 433.
[18] Brentano, Psychologie, p. 434.
[19] Brentano. Psychologie, p. 433.
[20] Husserl, Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente, p. 61.
[21] Brentano. Psychologie, p. 393.
 


Comments

Popular Posts