CLASE 12
Estructura metafísica del Psicoanálisis de Sigmund Freud
Parte 2
La fundación a
fortiori del psicoanálisis en “hechos fisiológicos”
*Aspectos
pendientes 03
M. Verónica
Arís Zlatar
Estimados alumnos,
En la clase
anterior (clase 11), avanzamos un poco en el contexto de discusión de Husserl y
el filósofo neokantiana Paul Natorp, con el fin de ir desmenuzando qué aspectos
de la filosofía kantiana y neokantiana Husserl toma, y qué aspectos deja a un
lado.
De
esta discusión, podemos observar ahora y a modo de repaso comprensivo que hay varias
urgencias epistemológicas que llevan a este distanciamiento husserliano con respecto
al kantismo:
1)
En primer lugar, podemos decir que una de las
cuestiones a discutir es la no comprensión
de la naturaleza eidética del sentido por parte de Kant.
Digo
esto, porque para Husserl el factum
desde el cual su análisis comienza –sea en 1901 o bien 1913, etc.- es la unidad
de sentido noemática.
De
esta manera, al interior de lo que conforma el campo de la unidad de sentido,
unidad que en tanto urdida es intencionalmente
vivida, se despliega el campo eidético mismo y sus órdenes categoriales y
formales en general.
2) En
segundo lugar, y siguiendo el punto anterior, este despliegue en el campo
eidético es un despliegue intuitivo de
funciones. Esto para Husserl es muy cercano por sus estudios matemáticos
previos. Las funciones matemáticas no son leyes ciegas que a su vez necesiten
acreditación ciega, sino relaciones que se muestran en concordancia con las
trasposiciones sustantivas de sus fórmulas. ES decir, por un lado pareciera que
tenemos un número, o un par ordenado, etc., pero por otro tenemos una estructura
funcional de disponibilidad lógica. Conocer las leyes oculta de esta
disponibilidad es en este caso abrirse camino a la mathesis universalis. Este es el lugar de la mathesis, no un lugar dogmático de leyes, sino un movimiento lógico
viviente cuyos órdenes funcionales están ahí en la constitución misma de la
colección tal o cual.
3) En
tercer lugar, la intuitividad categorial y formal necesita una estructura crítica de la claridad de mostración de la cosa
misma. Si bien Edith Stein piensa que Husserl podría haber evadido el
camino de la duda metódica para el encuentro de la fenomenología, veo suficientes
razones para defender la pertinencia de esta duda. Por muy cierta que pueda ser
una función matemática, una teoría del conocimiento que buscase comprender
niveles de mostración de la cosa misma no encontraría modelo más adecuado
respecto de la evidencia-inmediatez que el ego
cogito cartesiano. Por tanto, si consideramos que la fenomenología es la
ciencia de la mostración, o si se quiere, aquella disciplina que busca que las
cosas se muestren por sí mismas, debemos tener de referente el modo más
auténtico de mostración. Tal referente es para Husserl el ego cogito cartesiano. Su apodicticidad y evidencia marcan el
camino epistemológico de hacia dónde ha de conducirse el conocimiento, o en
vistas a qué se puede situar su grado de certeza. De acuerdo a esto, se hace
patente la diferencia radical entre Husserl y Kant, para quien la apercepción
trascendental (yo pienso) es sólo una forma que ‘debe’ acompañar todo juicio
posible para reconducir a unidad la multiplicidad dada. Pero este necesario y
universal “yo pienso” queda a las espaldas de sí mismo. No puede ser visto
desde los planteamientos de Kant ‘en’ sí mismo, ‘consigo’ mismo. El ‘yo pienso’
es anterior a sí. En corto podemos caricaturizar: “‘Tengo que’ tener un yo
pienso”. A lo que va Husserl es que no todo ‘tener que’ es un auténtico tener
qué, por lo tanto se debe buscar un modo último de fundamentación. Y este modo
último, que no necesita apelar a nada más, es la mostración misma. De allí que
para Brentano quien sigue el espíritu de Descartes a este respecto y para
Husserl, los criterios necesarios y universales de Kant si bien son
importantes, son peligrosamente ciegos, y por tanto no tienen ellos mismos
ningún sistema de acreditación que los defienda frente a otros resultados de
necesidad y universalidad.
4) Y
aquí, en cuarto lugar, viene lo que nos convoca hoy. De qué modo podemos
avanzar en la mostración. ¿Qué es la mostración? ¿Qué significa ‘que se me done
la cosa misma’? ¿Done? ¿Cosa? ¿Misma? Por tanto, la distancia que se va agravando entre Kant y Husserl tiene relación,
finalmente, con su método. ¿Por qué? Porque una filosofía crítica se funda
en su método. Su método la define, delimita su campo, ilumina sus hallazgos
objetivos, sostiene sus funciones prescriptivas. Cambia el método, cambia la
ciencia. Así tenemos que, mientras Kant realiza un análisis que descompone
metafísicamente los elementos de la vivencia, y luego reconstruye su validez unitaria
mediante deducciones que tienen influencia teórica directa, o si se quiere, que
sostiene dialogo directo con las teorías físicas newtonianas y las teorías
geométricas euclidianas; la fenomenología de Husserl va a abrirse paso intuitivo
–y ya veremos qué significa esto-, en el campo del sentido y su urdimbre constitutiva
trascendental.
¿Estamos?
Así tenemos entonces, y es lo que propongo yo, 4 puntos de los cuales
afirmarnos para ir observando diferencias entre una filosofía crítica
trascendental y otra:
1)
La naturaleza eidética de la unidad de sentido.
2) El
despliegue intuitivo de la constatación de las funciones eidéticas.
3) El
modo último de fundamentación: la mostración en evidencia, cuyo ejemplo
paradigmático es el ego cogito.
4) El
método.
FUNDAMENTACIÓN LÓGICA Y NOÉTICA
1. La
insuficiencia formal de la teoría del conocimiento.
En el contexto de la crítica a la
metafísica, Husserl en Investigaciones
Lógicas critica a la teoría del conocimiento. Define a esta última como la
teoría que, por un lado, comprende la cuestión general de si es posible un
saber o una presunción racional acerca de objetos “reales”, que, por cierto,
tienen el carácter de cosas
trascendentes; y, por otro lado, comprende la cuestión de: a cuáles normas se
ajusta el verdadero sentido de ese
saber.
Podemos volver al ejemplo de la filosofía
kantiana. En Crisis (1936) Husserl
comenta, por ejemplo, que Kant se pregunta por el modo con el cual la razón
produce la configuración racional, como las de la matemática y las de la
ciencia matemática de la naturaleza, configuración con la que se puede
pretender una validez objetivamente verdadera, y con ello, metafísicamente
trascendente[1].
Hemos estudiado que la unidad de la
experiencia es para Kant la unidad de las leyes objetivas, surgidas de nuestro
entendimiento al elaborar la materia bruta de las impresiones sensibles. Tal es
el motivo por el cual Husserl la concibe bajo el concepto de unidad teorética[2]
relativa a las condiciones de posibilidad del conocimiento, y en este sentido
como teoría de conocimiento. Sin embargo, con esto salen a la luz las
siguientes preguntas: ¿cuál es el fundamento que correlaciona la idealidad
trascendental con la validez objetiva en la filosofía trascendental kantiana?
¿De qué modo dicho principio, esto es la filosofía trascendental como sistema
sintético a priori, puede legitimar
en sí misma –como sujeto y objeto a la vez- la extensión de su regulación?
Si
bien Husserl en Investigaciones Lógicas
(1901) se refiere a otras muy diversas ‘Teorías del Conocimiento’, es
importante tener en cuenta en qué medida su crítica a ellas incluye reparos
frente a la filosofía kantiana. En dicha obra Husserl señala que una teoría del
conocimiento en general no parece contemplar la cuestión de si nosotros, los
hombres, podemos alcanzar ese saber que prescribe, ni cómo hemos de realizar
ese saber. Y frente a tal carencia epistemológica ella no debiera ser nombrada propiamente
como ‘Teoría’.
Definición
de Teoría:
Husserl
comprende teoría como ciencia, esto es, como unidad de explicación teorética
que concibe lo singular por medio de una ley universal, y a ésta por medio de
un principio fundamental.[3]
Pero
esta definición general de teoría debe considerarse desde dos puntos de vista:
(1)
desde sus subjetivas condiciones
evidentes de posibilidad, y
(2)
desde sus objetivas condiciones de
posibilidad.
(1)
El
sentido subjetivo aquí indicado
mienta la evidencia que fundamenta los
juicios de aquella ciencia o teoría. Dice Husserl en el parágrafo treinta y
dos de los Prolegómenos a la lógica pura
que una teoría, en tanto fundamentación del conocimiento, es ella misma
conocimiento, y su posibilidad como teoría o ciencia depende de ciertas
condiciones que radican en el concepto
puro de conocimiento y en la relación de éste con el sujeto cognoscente.
Con esto Husserl busca decir que si a los juicios de una ciencia les faltase la
evidencia no se podría hablar de un establecimiento o de una fundamentación
racional del conocimiento. Una teoría no
puede pretender serlo si se levanta sobre juicios ciegos. Tal es el sentido
por el cual afirma en la introducción a Investigaciones
Lógicas:
Los conceptos lógicos, como unidades válidas del
pensamiento, tienen que tener su origen en la intuición. Deben crecer por
abstracción ideatoria sobre la base de ciertas vivencias y aseverarse una y
otra vez por la repetida realización de esa abstracción; deben aprehenderse en
su identidad consigo mismos.
[…] Queremos retroceder a las “cosas mismas”. Sobre
intuiciones plenamente desenvueltas queremos llegar a la evidencia de que lo
dado aquí, en abstracción actualmente llevada a cabo, es verdadera y realmente
lo mentado por las significaciones de las palabras en la expresión de la ley; y[4],
queremos despertar en nosotros la disposición para mantener las significaciones
en su inquebrantable identidad, mediante mediaciones suficientemente repetidas
sobre la intuición reproducible (o sobre la realización intuitiva de la
abstracción).[5]
Por
otra parte, el (2) sentido objetivo
señalado remite a la unidad objetiva de
verdades o de proposiciones enlazadas por relaciones de fundamento a
consecuencia, cuyas leyes radican puramente en el concepto de teoría y a
una con él el de verdad, proposición, objeto, cualidad, relación, entre otros.[6]
En
estos rigurosos sentidos, hemos de ver que la esfera de lo a priori en general trata de concebir la necesidad de las
relaciones específicas de inferior grado por las necesidades generales amplias,
hasta alcanzar leyes de relación más primitivas y generales: los axiomas. Pero
la formalidad de este tipo de teoría del conocimiento es para Husserl un
complemento filosófico de la mathesis
universalis que busca indagar, como conocimiento apriorístico categorial
que toma la forma de conjunto de teorías sistemáticas, las cuales advierten el
sentido ideal de las conexiones de sus leyes.
Así
tenemos el siguiente esquema:
Condiciones
objetivas de posibilidad En tanto unidad objetiva de verdades.
Dichas
verdades deben estar fundadas en leyes generales
y éstas en principios.
Teoría
Condiciones
subjetivas de posibilidad En tanto unidad de conocimiento que es
ella misma.
Por
lo tanto, su fundamento radica en su evidencia.
Fig.1. Esquema explicativo del orden de fundamentación de
una teoría. Consideraciones tomadas de los parágrafos treinta y dos de Prolegómenos a la lógica pura.
2. Respecto
del nuevo sitio epistemológico.
De
manera paralela a la distinción anterior, Husserl realiza otra distinción
respecto de las condiciones de posibilidad de una teoría.
Las
primeras condiciones que destaca son las condiciones
reales de posibilidad de una teoría, donde encontramos las condiciones
causales de las cuales depende nuestro pensar. Aquí habremos de ver todas las
explicaciones psicologistas en torno al conocimiento.
Las
segundas condiciones refieren a las condiciones
ideales de posibilidad. En lo relativo a ellas Husserl distingue a su vez
dos tipos: las condiciones ideales
noéticas, y las condiciones ideales
lógicas.
Las
noéticas refieren a la fundamentación intuitiva de las leyes y verdades debido
a la validez o el grado de certeza que ellas prediquen según su cumplimiento o
donación. Esto vale decir, que la fundamentación noética no le va a dar el
carácter de validez a una ley o proposición científica, sino que a partir de su
validez como dada ella misma se levanta la intelección intuitiva fenomenológica
que concibe así sus partes ideales constituyentes.
Las
lógicas, en cambio, son aquellas que están fundadas en el contenido del
conocimiento de la ciencia, las cuales pueden ser tan abstractas que den cuenta
tan solo del contenido ideal de un conocimiento posible[7]. De
acuerdo a estas distinciones, se tiene el siguiente cuadro explicativo:
Condiciones reales Psicología: condiciones causales de
que dependemos al pensar.
Teoría
Condiciones
ideales Noéticas: se fundan en la
idea del conocimiento como tal y de un modo a
priori.
Lógicas:
se fundan puramente en el ‘contenido’ del conocimiento.
Fig. 2. Esquema explicativo del orden de fundamentación de
una teoría. Consideraciones tomadas de los parágrafo sesenta y cinco de Prolegómenos a la lógica pura.
Siguiendo este esquema y lo discutido
hasta aquí, examinemos el siguiente pasaje de los Prolegómenos a la lógica pura:
Entonces no se
puede negar tampoco la existencia ideal de una ciencia propia, la lógica pura,
que define, con absoluta independencia de todas las demás disciplinas
científicas, los conceptos constitutivamente inherentes a la idea de una unidad
sistemática o teorética, e investiga además los nexos teoréticos que se fundan
puramente en dichos conceptos. Esta ciencia tendrá además la singular
peculiaridad de que ella misma estará sometida, en cuanto a su “forma”, al
contenido de sus leyes; o, con otras palabras, de que los elementos y los nexos
teoréticos de que se compone ella misma, como unidad sistemática de verdades,
estarán regidos por las leyes que pertenecen a su contenido teorético.[8]
El pasaje anterior muestra la doble
dimensión de lo que Husserl busca como
teoría de las teorías. Las cuestiones clave de este pasaje son: “teoría”, “nexo
de teoría”, “fundación de/en los
conceptos de una teoría”, “sometimiento
de la lógica pura a sus propias leyes”. Con ayuda de la figura n°2 contemplo la
siguiente situación:
Tenemos, por un lado, la tarea de
delimitar el campo de una teoría especial. Su especialidad refiere a la
colección sistemática de las generales leyes formales que establecen según su forma/materia
los diferentes sistemas de teorías posibles. Esta tarea, si se me permite, toma
aquí la figura transitiva, por más
que constrictiva. Lo que se busca es el reconocimiento de la esfera ideal
suficiente que constituye a las teorías como teorías, vale decir, la esfera
pura de las verdades posibles.
Pero, tan pronto como dicha tarea se
anuncia, aparece el problema de su fundamentación. Como hemos visto, su
fundamentación depende de las condiciones ideales de la teoría. Esas
condiciones ideales indican la urgencia por examinar los nexos inherentes al
sistema de cada teoría, los cuales hacen posible que una teoría se constituya
como tal. Frente a esta cuestión se hace prioritario advertir el problema
“sujeto-objeto” que padece la filosofía kantiana aún en su rigurosidad. Ello
impulsa a analizar de modo crítico el problema del sometimiento de esta nueva
ciencia formal encontrada a las propias leyes que prescribe. Aquí entonces se
manifiesta el giro noético. La posibilidad de que dicha teoría última pueda
alcanzar su fundamentación está dada por su donación evidente. Esta donación
evidente se adquiere en el análisis pre-reflexivo de los nexos de las teorías.
Hemos entonces de constatar que la
investigación lógica husserliana toma para este respecto la figura intransitiva o reflexiva, si se quiere. El procedimiento noético comienza con el factum de la teoría como sistema
coordinado de verdades. En este sentido, el supuesto noético es el sistema
articulado de una teoría, y lo que busca
es ver con evidencia el modo con el cual se han establecido estos nexos para
dicho sistema articulado, pero no en vistas a su materia, sino a lo que lo
constituye como teoría en sí misma. Sabemos que los nexos ideales desde los
cuales se levanta el análisis noético se “corporizan” en las formas lógicas
categoriales que establecen la
congruencia de sus proposiciones y los límites de su variabilidad.
Entonces, se debe admitir aquí el doble
movimiento que subyace a Investigaciones
Lógicas. Por un lado, se busca conseguir aquella teoría de las teorías
posibles (de modo transitivo/objetivo), y por otro, dicha búsqueda exige una
firme fundamentación desde la intelección eidética de las condiciones ideales
de la posibilidad del conocimiento como donación inmediata.
En suma, lo que busca Husserl desde 1901
es comprender el sentido ideal de las conexiones que documentan la objetividad
del conocimiento, y esto, al elevar a claridad y distinción las puras formas de
conocimiento y las puras leyes, en lo que es el retroceso a la intuición
adecuada y plena[9].
Esta clarificación requiere, dice Husserl en la primera edición, de una
fenomenología de la experiencia del conocimiento y de su evidencia, en un
análisis descriptivo de la experiencia desnuda. Por tanto, la fenomenología
aquí comprendida como psicología descriptiva pura va a prescindir de las
explicaciones psicológicas genéticas que contemplan las relaciones causales de
las vivencias. Vale decir, y si tenemos en vistas la segunda edición, con la
clarificación aquí buscada para las formas del conocimiento y sus leyes, se va
a poner en marcha una fenomenología del conocimiento analítico, que se levanta
sobre las estructuras esenciales de las vivencias “puras” y de los núcleos de
sentido que le sean correspondientes. En este sentido, Husserl ensaya, ante
todo, practicar un análisis de esencia, lo cual quiere decir un análisis de las
ideas apodícticamente evidentes.
_________
Estimados alumnos, lleguemos hasta aquí
por hoy. Creo que hay buen material para ir pensando durante la semana con esto
de la fundamentación noética. Habrá que preguntarse ¿es posible? ¿De qué modo?
Otra cosa. Pienso que la clase sobre la ‘constitución
trascendental’ que había anticipado para la próxima clase (clase 13) vamos a
dejarla para un poco más adelante, luego de que veamos la estructura
intencional en Franz Brentano, así podremos ir paso a paso en este
reconocimiento / auto-reconocimiento fenomenológico.
Aviso que desde hace un tiempo el texto
de Brentano de Psicología desde un punto de vista empírico está en un link en
la columna del lado derecho del blog. Para que con tiempo puedan irlo mirando.
Muchos saludos,
Verónica
Arís
[1] Husserl,
Crisis, p. 124, correspondiente a: Hua VI, p. 83.
[2] Husserl,
IL/2 p. 197, correspondiente a: LU2/1 p. 239: A237/B1237.
[3] Husserl,
IL/1 p. 228 ss, correspondiente a: LU2/1 pp. 26-28: A20-22/B120-22.
[4] La traducción
de Manuel García Morente y José Gaos de este fragmento ha sido modificada según la indicación de la
versión A del texto en alemán, quitando una pequeña frase en este lugar: “en el sentido de la práctica del
conocimiento”. Esta adición de Husserl en la segunda edición sólo muestra
aquí el aumento en el énfasis.
[5] Husserl, IL/1 p. 218,
correspondiente a: LU2/1 p. 10: A7. Para conocer el
texto original del alemán ver “Anexo 7” adjunto al final.
[6] Husserl, IL/1 pp.
109-110, correspondiente a: LU1 pp.118-119: A110-111/B110-111.
[7] Husserl, IL/1 p.
197-201, correspondiente a: LU1 p. 238-244: A237-243/B236-242.
[8] Husserl, IL/1 p. 143, correspondiente
a: LU1 pp. 164-165: A160-161/B160-161.
[9] Husserl,
IL/1 p. 229, correspondiente a: LU2/1 p. 27: A21/B121.
Comments
Post a Comment